Llegará y lo arrasará todo

No hay sentimiento, valor, pasión, creación, conquista, impacto, sensación… que no pueda encontrarse en su toreo. En la fantástica y diferencial tauromaquia por donde circulan las verdades de la lidia. Pocas cosas ilusionan más que verlo torear. Ha sabido convertirse en icono de la emoción. Conmueve lo que hace por ese aire divino con el que impregna la naturalidad de sus formas. Pero lo que de verdad destila es un perfume de auténtica verdad y efecto. Los más exaltados lo ven como la reencarnación de Manolete. La gente normal se limita a pasárselo bien viéndole ante el toro en el ruedo de la plaza.

El imprevisible héroe de masas reaparece en Granada. En la Monumental de Frascuelo volverá a entusiasmar. Lo hará desde el ruedo de la más envidiable capital del toreo el próximo 22 de junio en plena feria del Corpus. Conseguirá crear esa lidia envolvente que arrastra y atrapa. Todo un misterio de valor y estética tan necesario para unos, añorado para otros y deseados por muchos. Un deseo ahogado en las decisiones de un torero invocado como seguro de salvación para las ferias taurinas de España. Sin embargo, una y no más. Y es que cuando el deseo es sacudido por tan tajante determinación se convierte en general utopía. Resulta difícil digerir tan peculiar proceder. ¿Por qué una sola aparición? ¿Por qué esa resistencia a no hablar? ¿Por qué ese empeño, casi enfermizo, de entronizarse con tan solo una, o dos, corridas de toros de escaso peso en el transcurso de las últimas temporadas? Respuestas enterradas.

Quien provoca en la gente delirios incontenibles conmocionará a quienes llenarán hasta rebosar los tendidos y gradas del neomudéjar coso granadino. Quien ha hecho pasional y poderoso su toreo tendrá un nuevo ¿y único? encuentro con un público dispuesto a emocionarse. Una gente que elevará al ídolo a las alturas tras la recreación del mito en la pureza de una tauromaquia hecha con sentido del valor y la magia del juego de la vida. De todas formas, llegará y lo arrasará todo. Porque cada comparecencia de José Tomás en una plaza de toros está cargada de transcendencia. El interés por el mito es evidente.