La idiotez de las comparaciones

Que forma de mostrar el odio definiendo lo absurdo. ¡Qué horror! Que poca imaginación la de estos iluminados del totalitarismo ideológico. Gente obcecada en lo que tienen que decir y lo dicen a sabiendas de la idiotez de las comparaciones. ¡Qué aberración! Que forma tan siniestra de relacionar de quienes no dudan en lanzarse a la tarea de prohibir con mensajes que, por disparatados, se estrellan en la ambigüedad espantosa de lo insostenible. Pero siguen. Incapaces de liberarse de la sensación de ridículo en su grotesca comedia del desconocimiento.

De este modo la coalición de izquierdas “Adelante Andalucía” admitió que las corridas de toros son una “tradición con muchísimos años de historia” pero, acto seguido, afirmó con inmediatez que “también lo son, o lo fueron en algún momento en algunas zonas del mundo, los apaleamientos por adulterio o la ablación de clítoris, y no por eso dejamos de denunciar lo cruel de estas prácticas”. Tan triste equiparación la hizo la portavoz, Inmaculada Nieto, en una Proposición No de Ley ante la Mesa del Parlamento de Andalucía. Argumento utilizable para un nuevo ataque a la fiesta de los toros y de paso exigir a la televisión andaluza que los festejos sean emitidos fuera del horario infantil, proponiendo, además, que estos sean grabados y televisados en diferido y en horario nocturno.

¿Qué se ha de modificar si no se modifican los aspectos de fondo que, se sabe, son inmodificables? Mejor impedir lo que no gusta. Con desprecio absoluto a la tauromaquia. Simples irrealismos apegados a la moda de limitar la libertad. Gente acomplejada por sus torpezas con una sobredosis obsesiva por vetar que parece el combustible inspirador de su falso progresismo. Maniqueísmo de lo bueno y lo malo con el que suelen arremeter contra el toreo. Una forma de hacer para ganar posibles adictos y ubicarlos en su mundo ensimismado e idealizado. De ahí que sigan confundiendo y tratando de atraer, por el lado más oscuro, a algún ingenuo que se deje encandilar por la más populistas de las demagogias. La gran ignorancia, madre del atrevimiento.