GALLEANDO

¿Qué será de ellos?

miércoles, 16 de diciembre de 2020 · 10:18

No han pasado de largo en una temporada aciaga para el toreo. Han querido y han podido. Su labor es encomiable. Su trabajo denota una afición sin límites. Viven y luchan con la esperanza de futuro. En este sentido, resulta reconfortante constatar la aportación de la Asociación Andaluza de Escuelas Taurinas “Pedro Romero” al toreo en general y a la persona en particular. Hacen hombres antes que toreros. Despiertan el deseo de ser, de querer, de comprobar la prematura afición con pasos decisivos hacia una ilusión. Escuelas que simbolizan los valores de una profesión.

Hace unos días, el presidente de la asociación, Eduardo Ordoñez, hizo positivo balance de lo realizado en una temporada difícil, con grandes obstáculos motivados por la pandemia, aunque con unos resultados exitosos y, sobre todo, de un “altísimo nivel artístico” en los que se han vestido de toreros. Todo ello con la aportación elemental de la Junta de Andalucía y de la televisión autonómica. Mas el reto de las escuelas no debe acabar ahí. Ni el del Gobierno andaluz tampoco. Falta devolver coherencia a la incoherencia.

Porque lo que de verdad interesa es que, finalizada la etapa de becerrista, la historia de estos jóvenes continúe. Que las escuelas taurinas no sean un camino agotado. Que a partir de aquí no queden en la eterna búsqueda de lo utópico. Que no se desesperen en un mundo incoherente y sin sentido. En un vacío estéril y sombrío propio de un sistema anticuado, acomodado y pleno de decadencia, que los engulle definitivamente.

De nada vale el plausible hacer de la asociación si los que por ella pasan se aburren después esperando el eterno retorno al ruedo de una plaza de toros. Destino irrenunciable de logros conseguidos. Pero no, todo lo que luego pasará a su alrededor les resultará difícil de digerir. Seguirán para buscar lo utópico. Mendigando por ahí, aquí y allá, un sitio, una plaza. Y seguirán moviéndose con su carga de ilusiones pese a que nadie, sensato y práctico, parezca preocuparse lo más mínimo por este presente que fundamenta el futuro.

La tarea de la entidad resulta impagable, sin embargo, la meta queda a mitad de trayecto. Su participación con la Administración andaluza se hace esencial e indiscutible para buscar propuestas no exploradas, estrategias y control de recursos para que las novilladas con caballos vuelvan al medio rural. Para que los novilleros puedan torear utreros. Si no ¿qué será de ellos?

 

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