MANUEL VIERA

Sórdida impotencia

miércoles, 2 de septiembre de 2020 · 08:24

Al final el lamento copa el protagonismo de un mes taurino para olvidar. Para insistir en que el sacrificio y esfuerzo de unos pocos, de muy pocos empresarios, se vincula al sollozo impotente que el ultimátum provoca. Es cierto que todo está muy mal. Que el maldito virus ha vuelto a atacar con virulencia. Que vuelve a ser desbastador. Que estamos sin salida posible.

Acaso tengan razón y suspender, como han suspendido la corrida de la feria de Alcalá de Henares, sea un deber que muere en el preciso instante de un proceder final que lo hace oscuro. Ese no poder ejercer sus derechos, como empresarios, quienes cumplían a rajatablas las normas de sanidad dictadas por la Comunidad de Madrid en los momentos actuales de la evolución de la pandemia, ese no poder cumplir con algo tan efímero como el toreo, condena la emoción, la fascinación y el placer de un público al que quieren proteger con drástica medida. Cuando otras mucha gente, jóvenes y adultas, han transformado la normativa de seguridad sanitaria en una locura. En una desescalada que sigue convirtiéndose en el fuego que nos consume.

Han estado permitida tantas cosas, se han incumplido tantas normas, que se ha hecho de la vida una desnudez. Tan funesta como el insensato deseo de vivir sin control. Como hacer del proceso una forma de representar una felicidad extrema. Olvidando el sufrimiento de los que siguen cayendo con frecuencia, a diario, y sin contemplaciones.

Es tremendo como todo vuelve a ser como antes. Sin embargo, lo sabemos de sobra: las corridas de toros es el precario camuflaje de la sórdida impotencia.

Lo que más me jode es que los que debieron de haber dado un paso adelante en su momento, las grandes empresas y los poderosos toreros, no lo dieron. Como siempre, pensarían sólo en ellos, y no en la totalidad, cuando la Fiesta en tiempos de penuria el dinero no lo es todo. Quizá, un imposible en el futuro para muchos de los que ahora han preferido no exponerlo.

La atípica temporada transcurre entre vaivenes. Entre anuncios de alguna que otra feria taurina y suspensiones inmediatas. Es posible que el toreo goce de muchas vidas, pero en esta penúltima se enfrenta al desafío de un mañana incierto, inseguro y diseminado. Sobrevive a duras penas. Sólo con el rostro más heroico de unos pocos valientes, que no son nada, pero que gozan del beneplácito de un público agradecido.     

 

11
3
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Satisfacción
77%
Esperanza
11%
Bronca
0%
Tristeza
0%
Incertidumbre
0%
Indiferencia