GALLEANDO

¡Qué tropa!

miércoles, 13 de octubre de 2021 · 05:00

Parece mentira que un ministro de Cultura siga despreciando la cultura taurina con hechos y decisiones que atentan contra la libertad. Parece mentira que tome el pelo a las mayorías con los dictámenes de las minorías de ultraizquierda que mantienen a su presidente en el poder. Parece mentira que tengamos que tolerar lo intolerable a la radicalidad de sus socios de gobierno en su progresiva, y cada vez más sectaria, empresa de hacer desaparecer la tauromaquia de este país.

Ahí siguen, echándoles huevos a la causa. Engreídos, “subidos” por el mando, menospreciando al toreo. Les importa un bledo que los toros sean Patrimonio Cultural de España. En la previsible y aburrida serie de comportamientos de Miquel Iceta enoja la posición fácil, ridícula e interesada, tras la llamada de atención de su colega comunista Yolanda Díaz. Actitud cobarde, tras su anterior decisión, incapaz de hacer desistir de tan aberrante cacicada a quienes abanderan el ficticio progresismo para acabar con los toros. En concreto, indigna la posición de estos políticos del nuevo PSOE que, por el mero hecho de ocupar el poder, se creen con legitimidad moral para secundar el populismo demagógico de Unidas Podemos. De estos oportunistas antitaurinos, falsos animalistas, que pasan de puntilla por esas otras muchas degradaciones y miserias humanas de una España empobrecida.

La exclusión de los toros de ese “bono cultural” que se ha sacado de la chistera el ínclito Pedro Sánchez, con el que comprará por 400 euros el voto de los jóvenes que cumplan 18 años en el próximo 2022, es, además de una cabronada, una más de las muchas acciones en contra del toreo. Una forma dictatorial de censurar y un vil ataque a la libertad. Absurdo argumento de un Gobierno sectario que, entremezclado con la obsesiva petición de sus miembros animalistas de prohibir la tauromaquia a los menores de 16 años con la falsa e hipócrita excusa de protegerlos, quiere que las corridas de toros sean historia del pasado.  

Lo han vuelto a hacer. A ratificar: la tauromaquia es un obstáculo para el desarrollo de la sociedad que hay que prohibir. Así que a seguir puteándola. ¡Qué tropa!

 

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