GALLEANDO

Emilio se hace indispensable

miércoles, 21 de abril de 2021 · 06:37

Dejo Sevilla, la Maestranza, lo “políticamente correcto” de la Junta de Andalucía, la “línea de roja” de Pagés. Lo dejo malhumorado, decepcionado, cansando… Y vuelvo a lo que me gusta, a lo que merece la pena, al toreo… que es un lenguaje infalible para mantener a raya la emoción, pero también para recrearse en ella.

Algo de esto último sí que hubo en la tarde sanluqueña del pasado sábado en que un torero volvió a mostrar sus excelencias para hacer de la lidia una sensación. Su hacer no fue sólo una colección de detalles a medio crear, sino toda una obra con la que consiguió embaucar a todo el que la vio. Si hay un hecho difícil de entender es que aún   se olviden de él en los mejores carteles de las más importantes ferias de temporada. Pero los hechos son los hechos y su peculiar forma de decir el toreo lo sitúa en primera y obligada posición. Una tauromaquia que tarde tras tarde se percibe de manera tan incontestable como auténtica.

Sin duda, estamos ante un diestro de alto nivel. Si bien, y es obvio, un escalón por encima con respecto a lo habitual. Tiene un concepto de la lidia que gusta e interesa, Sus formas son frescas, despaciosas, elegantes y, sobre todo, puras.

Pasó que dos toros de Juan Pedro le ofrecieron la posibilidad de torear. Y he aquí que de su muleta surgieron muletazos dibujados con ambas manos que se perfilaron como fuente de una expresión tan profunda como emotiva. Y continuó mostrando determinados aspectos de su tauromaquia con verdadero mando y maestría. Una forma de torear con sabor. Una lidia basada en la templanza y hondura natural. En excepcionales y majestuosos pases de pecho que se convirtieron de inmediato en incuestionable y sensible atractivo. Algo hecho para el goce y la satisfacción.

Muchos son sus alicientes. Valiosa su aportación a la Fiesta. Pero también valiosa la demostración de verdad de quien volvió a superar con nota un nuevo envite. De quien sabe combinar profundidad y trascendencia con un impulso y una fuerza mental propia de los elegidos. Y esta combinación de frescura y madurez, de brillantez y sosiego en cada uno de los trazos, de valor y poderío, es una mezcla extremadamente difícil que, Emilio de Justo, logra alcanzar en perfecto equilibrio. Y con sólo esto se hace indispensable.   

 

6
1
71%
Satisfacción
14%
Esperanza
14%
Bronca
0%
Tristeza
0%
Incertidumbre
0%
Indiferencia