A ver si puede ser

La idea, en tanto que bonita, es ilusionante. Y el objetivo esperanzador. Alguien les tenía que echar una mano a los que siguen marcados por el fatalismo y la desesperación. A los que acaban desengañados. A los que no les puede el desconcierto y la destrucción de la ilusión. A los que llevan años de frustrados deseos.

Porque las novilladas son, ante todo, un conflicto de organización. Circunstancia que les determina el infinito parón. El descrédito absoluto para quien quiere torear y no puede hacerlo. Conseguir lo soñado y esclarecer el futuro se ha convertido para muchos novilleros en triste historia desesperante. En un sin saber lo que habría sucedido de haberles dejado tomar el ansiado camino.

Y cuando el empresariado no arriesga, y casi nadie apuesta por la reinvención de las novilladas, les llega esta nueva invitación a pisar el ruedo de sus sueños. El ambicioso proyecto de la Fundación De Luces, que pretende mantener la “viabilidad del mundo del toro”, tiene como propósito preeminente favorecer al escalafón de novilleros y promocionar las novilladas con picadores. Así lo dejaron dicho los responsables de la fundación, durante el acto de presentación en el patio de cuadrillas de la Maestranza de Sevilla, el pasado jueves.

Cuatro promotores, Antonio Catalán “Toñete”, Javier Blanco, Javier Gómez Pascual y Pablo Beltrán. Cuatro entusiastas dispuestos a encenderle luz verde a esos aspirantes que esperan segunda parte en sus intentos. La continuación en la dura lucha con optimismo y ambición. Aunque la afición de estos jóvenes, que viven perpetuamente en crisis, les da creencia íntima de que su futuro en el toreo existe, y que sus mundos imaginarios son posibles de conseguir. Quizá, porque, a pesar de todas las dificultades, esa demostrada capacidad de superación tiene el marchamo de la firme convicción.

Quizá, porque puestos a buscar motivaciones las encuentren ahora con quienes con sus “luces” pretenden alumbrar su futuro. A ver si puede ser.