Otro empujón para adelante

Estamos de nuevo ante la misma pared de opuestos que conviven. Porque, si bien, la urgencia se ha aligerado del peso que la presiona, la dificultad para celebrar se mantiene. Tal vez porque se sabe que, en realidad, todo es cuestión de política. Y de políticos. Lo cierto es que ayer sucedió en Sevilla y hoy sucede en Jerez. Es simplemente el mismo cuento con igual trascendencia. Aforo fundamental, decisivo y pieza clave, para la viabilidad de las corridas de toros en Andalucía.

El encuentro mantenido la pasada semana, entre autoridades de la Junta de Andalucía y destacados empresarios taurinos de la región, no ha facilitado cambiar lo establecido. El manido “metro y medio” sigue, y seguirá, vigente hasta que el gobierno de España se pronuncie. Lo manifestó el consejero de Presidencia, Administración Pública e Interior, Elías Bendodo, aliviándose el peso de la responsabilidad en la interpretación estricta de la norma que motivó la suspensión de la Feria de Abril en la Maestranza. Algo insólito y casi desquiciante al observar diferencias sustanciales en la forma de entender la orden en comunidades autónomas distintas a la andaluza.

Así que, ante tan inaudita situación y pese a que Andalucía ha iniciado nueva “desescalada” con la apertura de la movilidad entre provincias y una significativa mejoría en la normativa de seguridad sanitaria, la empresa que lidera Antonio Matilla se ha visto abocada a aplazar la Feria del Caballo de Jerez al aproximarse su celebración prevista para los días 8 y 9 de mayo. Y que, igual que hizo Pagés con la de Sevilla, también se estaba vendiendo el 50% del aforo de la plaza. De modo que otro obligado empujón para adelante a unos carteles que, sin variación y figurando mayor cabida, pasarán a festejarse a finales del mes de julio.

Ese no poder hacer lo ansiado complica una temporada que transcurre entre vaivenes, entre deseos y desesperanza, entre anuncios de ferias y suspensiones inmediatas. Y aunque el toreo tengas más de tres vidas, en la presente, se enfrenta al enorme desafió de un futuro incierto, inseguro y diseminado. Sobrevive a duras penas. Quizá, por el hacer de unos pocos valientes que son ejemplo de lo posible.