GALLEANDO

Miedo me dan

miércoles, 1 de septiembre de 2021 · 07:31

No deja de tener su triste gracia. Es un hecho: el toreo es un fantasma, un espectro de la cultura de España, no sé si sólo para una izquierda radical que sabe donde y cuando debe actuar para derribarlo. En la duda, uno se pregunta si estas dictatoriales decisiones inquietan más que evocan el difícil presente. Y es que, de una u otra ideología, no abandonan la idea de librarnos de ese oscuro peligro que sigue cerniendo sobre este país. Se mantienen al acecho, y con cada nuevo logro en las plazas de toros vienen con ese obsesivo empeño de acabar con ellas.

Estamos siendo instrumentalizados por ideologías sectarias aparentemente dulces, pero nos hacen menos libres no permitiendo elegir entre lo que gusta y lo que no gusta. Tratan de evitarlo con contundentes decisiones que acaban con prohibición. Una deriva incoherente para una sociedad que dicen libre sin serlo. Actitudes que se realizan con habituales juegos de manipulación.

De todos estos comportamientos da buena cumplida cuenta los últimos ataques a la libertad por quienes no tienen escrúpulos en los modos de abolir. A la cacicada de Doña Ana con la plaza de toros de Gijón se le une esa otra de Don Alfredo, alcalde de Oviedo. Socialista ella, del PP él. Canteli, escrito está, de forma inmediata e incontenible no ha dudado en soltar que “mientras yo sea alcalde, en Oviedo, no volverán los toros”. Resulta que lo más urgente para un país que no levanta cabeza, con mayoría de ciudadanos desprotegidos, es acabar con el toreo.

¿Y todavía no hay las suficientes razones para salir en contundente defensa de las libertades? No es de recibo el autoritarismo al que se ven sometidos muchos de los ciudadanos, en esta ocasión, de Gijón y Oviedo. Mientras los toros están siendo atacado de forma lamentable por esa otra “pandemia” de la abolición. Y no dejan de morir recintos taurinos sin que a muchos de los que tienen el mando de la Fiesta parezca preocuparles demasiado.

Miedo me dan estos sujetos que creen que su poder de políticos les da licencia para acabar con las corridas de toros y así contentar a esos progres animalistas que se multiplican por día. Eso sí, siempre y cuando los beneficios le sean claros en las urnas. Ahí se incuba todo.

 

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