GALLEANDO

Más que suficiente para hacerlo trascendente

miércoles, 30 de noviembre de 2022 · 08:16

Hay toreros que, aun prodigándose poco, suscitan admiración. Él es uno de ellos. De esos que transitan por el toreo con el sentimiento en el alma y la ilusión en el espíritu. Se palpa en su comportamiento, en sus gestos, en sus palabras, y, sobre todo, en sus diferenciales formas de torear. Ha llenado de contenido las escasas tardes en las que se vistió de luces en este año que finaliza. La realidad de la lidia la mostró en la Maestranza de Sevilla con la sutileza que constituye la propia esencia de su concepto.

Lo sutil, que por propia naturaleza no puede medirse, fue una cuestión de matiz. De aroma o de perfume más que de cantidad, pero con resultados más que notables. Como no podía ser menos, lo mostrado fue del nivel que se podía esperar de uno más de los grandes toreros que ha dado la sevillana Camas. Y uno de los poseedores del “duende gitano”.

Existen motivos para acercarse al toreo del sevillano valorando el concepto de que se vale para juzgar su eficacia y extraer el sentido de su valía. Fundamentalmente en la sensibilidad y la inspiración con el que pone en cuestión la base de su tauromaquia. En tal sentido, la lidia en la plaza de toros de Sevilla, en la corrida de “seis para seis” celebrada en la pasada Feria de Abril, fue todo un compendio de buen hacer. Distinguido con el capote, bullidor en los inicios y más reposado en el ecuador de la lidia, lo hecho se caracterizó por un alto contenido argumental.

Sorprendente su mano izquierda, paradigma del más absoluto clasicismo, donde la inspiración se puso al servicio de una lidia increíblemente convincente. Una forma de torear sencilla, clara, directa, sin vuelta de hoja, y con enorme carga emotiva. Y ese velo de relevante arrebato, que invita a degustar, con el que compone esas obras construidas con prodigiosa armonía.

Lo cierto es que Alfonso Oliva Soto no deja resquicio para la duda. Impecable en la forma y contundente en el fondo es torero sólido, profundo y hondo en su concepto. Más que suficiente para hacerlo trascendente. Todo un recordatorio de lo que es y ha de seguir siendo. Un torero de sensibilidad profunda que no merece el ostracismo, sino el derecho a estar en las cartelerías de los más importantes ciclos taurinos de España. Y, sobre todo, merecedor de volver con honores a la Maestranza.