GALLEANDO

¡Qué maravilla!

miércoles, 1 de junio de 2022 · 06:59

No es una promesa, es una a realidad trascendente aclarada en poco tiempo. Lo menos que puede decirse de él es que lo que hace se ve con agrado, gusta, interesa, emociona y llega con transparencia a los tendidos. Todo lo que hizo durante la expectante tarde madrileña fue integro. Un toreo que valió para captar la atención de un público que vibró con la actitud y la verdad de una tauromaquia tan diferencial y emotiva de quien va camino de ser alguien importante en esto. Aparte de la atmósfera que creó, lo que tiene este torero es una ambición encomiable y un concepto capaz de impregnar de aroma de buen toreo cada resquicio de la plaza y, cabe suponer, de muchas plazas de toros de España, Francia y América.

Daba gusto ver los tendidos y andanadas abarrotados. Qué maravilla de ambiente. Qué locura colectiva ante el hacer y decir de quien emprendió un nuevo y justo paseíllo en el largo ciclo de San Isidro por la vía de la sustitución. De quien mostró unas enormes ganas por conseguir el triunfo que, al final, llegó con la contundencia deseada. La intensidad de contenidos en la tarde de Urdiales y Talavante los mostró un nuevo candidato a ocupar la cúspide del toreo. Y lo hizo con la exquisitez de una obra tan concluyente que le sirvió para convencer y entusiasmar al más purista de los aficionados. Lo hizo con un temple muy cuidado, tensado, a su ritmo, y con el que ralentizó al máximo el recorrido de un trazo concentrado, intenso e infinito.

Aun sabiendo que lo imaginable, a veces, supera a la realidad, lo que esparramó por la arena de Las Ventas quien lleva el toreo metido en el alma, tuvo la sobrada calidad para convertirlo en gozoso placer para la vista y los sentidos. Fue una historia fabulosa para introducirla en la mente abierta de la juventud con este otro joven dispuesto a crear e ilusionar con su toreo. Con toreros como Ángel Téllez la tauromaquia se defiende sola. Él, y otros jóvenes emergentes como él, es el credo más llamativo para asistir a los toros. Lo sucedido el pasado viernes en la Monumental de Madrid fue una elegante y atractiva reivindicación, valorando sus propios argumentos, del que va en busca del necesario relevo. Afortunadamente hay torero. Hay futuro.