GALLEANDO

Morante, ese genio

miércoles, 28 de septiembre de 2022 · 07:37

El toreo es algo tan sencillo, tan profundo, tan inexplicable que cuando llega produce tal sobresalto de ánimo en quién lo ve y lo siente que enloquece. Provoca tal “pellizco” en los sentidos que trasciende el mero campo emotivo. Ese arte, puro y misterioso, se manifestó con toda suntuosidad la primera tarde de la finalizada Feria de San Miguel en Sevilla. Un torero de La Puebla del Río mostró su portentosa tauromaquia con el valor, la expresividad, la frescura, la gracia, la belleza y la elegancia de quién rezume torería y sabiduría por los poros del alma. Retomó ese hilo del toreo con capacidad de conmoción para recuperar lo trascendente y hacerlo sublime.

Si el toreo no es bello no es arte. No hay duda. El toreo es en realidad un conjunto de aproximaciones a la estética y, sobre todo, inspiración y sentido de la belleza. Morante de la Puebla hizo y dijo el toreo. Sinfonía de detalles en unas formas adornadas con el brillo majestuoso de la pureza que revelaron las excelencias de una lidia no afín a la tradicional. La suya es más preciosista, menos recia, más apasionada. Puede ser José Antonio verdaderamente profundo en ese saberse gustar, en ese pararse a calibrar los efectos de su propio toreo para avanzar en función de lo que él se plantea: hundirse en sus sentimientos artísticos dentro de una concepción con reminiscencias de los grandes maestros de épocas pasadas, y que atiende a sus más que demostradas premoniciones románticas.

Morante mostró, en la histórica tarde sevillana un arte inspirado, personal, agotador, que no agotado, y en continua búsqueda de una intensa verdad, Además, con el atractivo de alternar el valor con la magia de un toreo apasionante rebosante de encanto. Este mago del toreo consiguió desplegar su tauromaquia combinando la seducción y la distinción con una admirable capacidad para hacerla magistral y rigurosa. La obra, esculpida a un toro complicado que se atisbaba sólo para carne de matadero, de una especial sensibilidad, elegancia y torería, iluminó la Maestranza con la más bella historia jamás contada. En mi memoria, el rio de emociones permanece. En el límite, quizá, del toreo de más valor y verdad nunca imaginado. Pura artesanía de sueños que nos regaló un genio.