GALLEANDO
Ilusionante situación
Hacía tiempo que no me regocijaba con el toreo bien hecho, y bien contado, de un novillero. De ese capaz de dotarlo del recuerdo inolvidable tras dejar definido en el ruedo de la plaza su ilusionante futuro como torero. Sé de la lucha sorda de los que quieren llegar y no llegan, pero también de los que hacen de su diferencial concepto el argumento más válido para concebir sólidas esperanzas.
Son muchos los que se desgastan, desaparecen tras el difícil reto de alcanzar objetivos. Ni siquiera tienen la oportunidad de torear más allá de los festejos organizados por las asociaciones de escuelas taurinas. Pocos lo hacen después en las plazas de pueblos tras el cambio de organización instado por los ayuntamientos que exigen que los primeros espadas del escalafón de matadores toreen también en esos cosos. Hace años que las novilladas desaparecieron de la programación de las ferias y fiestas patronales de esos municipios por ser deficitarias. Los escasos ciclos dedicados a su promoción pueden contarse entre lo poco positivo de esta deserción.
Y es aquí, donde se atisba el futuro, porque en la legitimidad de estos festejos sin picadores está la presencia de ilusionantes nombres con aportaciones al toreo que determinan la cuestión. La temporada de 2023 ha sido prolífera en el descubrimiento de jóvenes toreros que interesan. Nuevos nombres que empiezan a imponerse en las plazas de toros elevando el espectáculo al nivel máximo de las emociones. No son pocos los que cautivan con su toreo. Uno de ellos, tarde a tarde, fue incrementado la capacidad de seducción que, en otras épocas ejercieron los que fueron, o son, figuras del toreo. Hoy, encontrar uno de estos cuesta un mundo. Sevilla lo encontró y con él sigue ilusionada.
Javier Zulueta, con una forma de torear dominante, sutil, elegante, y un talento sin equívocos, me ha hecho sucumbir a los encantos de un concepto admirable. Impecable serenidad y enorme muestra de naturalidad. Clasicismo sin extras visuales ni otros efectos que los derivados de la torería y buen gusto. Me pareció ver en su toreo decenas de respuestas. Las mismas que han debido de ver Ramón Valencia y su hijo, gerentes de Pagés, para hacerse cargo del presente de la nueva promesa y guiarle hacia su futuro. De esta forma seguirá creando momentos fantásticos y el optimismo imprevisible en los que apostamos por él.