GALLEANDO

Madrid se sevillaniza, pero deja fuera al sevillano que mejor torea

miércoles, 1 de febrero de 2023 · 08:49

Es difícil encontrar en los ruedos de las plazas de toros aquello que hace que la gente se entusiasme hasta límites insospechados. Casi todo sucede anodino y muy lejos de lo deseado. Salvo en escasas y extraordinarias excepciones, claro. Que lo normal es la mediocridad no lo puede negar nadie. Y que el momento decisivo para tomar decisiones de futuro, sin divagaciones e intereses, es éste y nadie lo duda, menos los que tienen que determinar.

Plaza 1, la empresa que gestiona Las Ventas de Madrid, ha optado por sevillanizar la Feria de San Isidro. Cambiar la idiosincrasia y característica del mayor y más importante ciclo de toros del mundo. Hacer en Madrid otra Sevilla. Acartelar figuras de forma repetitiva y olvidarse de toreros que sueñan con una cita que le solucione el presente y le atisbe el futuro. Como siempre fue. Y no están.  Algo que produce desazón e impotencia. La emoción del toro, inherente a la diversidad de encastes, también se ha minorizado. Son los de siempre los que polarizan la feria, toreros y ganaderías. Y para colmo tampoco está quien con un solo fogonazo de toreo inmenso enardece los tendidos. Una verdad de ímpetu emocional que provoca en la gente el delirio incontenible.

Resulta chocante no ver en las combinaciones a Juan Ortega. Ayer, apoderado por Simón Casas, y hoy por José María Garzón. Mala leche del primero para fastidiar al segundo. Sin más. Un torero que, en no más de tres años, se ha hecho importante. Imprescindible en los ciclos y ferias taurinas fundamentales de la temporada. De hecho, es un modelo de verdad en el ruedo. Un referente del toreo clásico. Un símbolo de pureza desesperante.

Poco interesa la vulgaridad previsible de muchas tardes de toros y sí la cortés admiración ante la visión de unas formas tan auténticas como emotivas. Sí toreros que contribuyan a sublimar la lidia con sólido soporte emocional. Fuera de Madrid han quedado toreros capacitados, con méritos sobrados para seguir estando ahí. Difícil panorama para Manuel Escribano o Rafaelillo, relacionados con el valor y tantas tardes convertidos en héroes tras épicas lidias con toros imposibles. Esencia de intereses de este complejo mundo cada vez más enrevesado. ¿Qué hay que hacer, entonces? ¿Tal vez callar? Somos muy bueno en eso del conformismo.