GALLEANDO

Escribano, algo inaudito

miércoles, 26 de abril de 2023 · 07:54

Hay tardes de toros que subliman el objeto en el que se basan. Lo sucedido el pasado sábado en la Maestranza trata de ello. Se sintió el toreo y salió el toro. Lo visto fue embaucador. Todo fue más allá de un bonito muletazo diestro, o natural, modelado a una embestida brava o complicada.

Apenas se recuerda cosa igual que el lento e imponente toreo diestro de Manuel Escribano a un gran toro de Victorino Martín. Se desgranó por medio de un pulso rítmico y elegante, por la armonía de los muletazos y por una lentitud de los trazos que parecían parar el tiempo. No he visto nunca torear tan despacio al sevillano de Gerena. Cada natural, cada pase diestro en redondo, irreproducibles, estuvieron construidos sobre la luminosidad de un fondo de autenticidad sobre el que conviven el valor y el talento. Algo inaudito.

Y es que Escribano resumió a la perfección la esencia de su toreo. Empeñado en crear una obra mutante basada en la verdad de su concepto. No se puede entender esta manera de hacer el toreo sino es con los sentidos. Una lidia colmada de inspiración y convicción. Un toreo realizado con grandes dosis de un temple colosal que se tradujo en muletazos de órdago con la muleta peinando el albero. Además, con una sensibilidad en el pase de pecho que se manifestó en el despacioso recorrido hasta alcanzar el hombro contrario antes de que la trincherilla y los remates por bajo revelaran el magisterio de su creador.

Manuel, que sudó tinta para someter al complicado toro segundo hasta lograr dominar las peligrosas acometidas con la mano derecha, consiguió un toreo de altura llenó de intencionada pureza con el bravo quinto. Un hacer que desbordó la emoción en los tendidos. Un toreo conmovedor e impecable en cada uno de los trazos. Un toreo que transmitió una transparencia que dio forma y sentido a una obra maciza.

La tarde fue de las que hacen afición. La corrida de Victorino Martín cumplió con las expectativas y a nadie defraudó. Toros con las complicaciones de la casta y toros bravos que necesitan de toreros dispuestos. El Cid reapareció sobrado de toreo para volver a mostrar su mano izquierda con excelente nivel en el natural. Y Emilio de Justo entusiasmó con su valor profundo y un toreo de intensos momentos emocionales. La tarde soñada hecha realidad.