GALLEANDO

Tremendamente paradójico

miércoles, 24 de enero de 2024 · 07:56

De entrada una evidencia: nada cambia en este universo de intereses que genera el mundo del toro. ¿Es defendible la Feria de Fallas? Quizá sea inútil analizar unas combinaciones ilustradas con media docena de figuras, pero que a la vez muestran realidades ilógicas. Reina ahí una escisión radical entre la importancia de lo que están, donde todo puede ocurrir en el ruedo, y la trascendencia de los que deberían de estar y no están. La dependencia de los despachos de quienes se han ganado en la plaza el derecho a habitar ese espacio ¿inaccesible? en la cartelería de la primera e importante feria del año. El bloqueo a la posibilidad de torear ha sido obvio. 

En este ciclo de Fallas queda bien planteada la cuestión. En el papel el efectismo está ahí, sin más. Simple, con el interés de las figuras en su totalidad, sin remate, y con la representación del poder de los que mandan en los despachos. Porque algunos de lo que están no estarían sin el soporte de quien los lleva y a la vez hacen la feria. Se verifica que algunos de los ubicados no son, precisamente, los que valen, sino los que pueden.

Resulta evidente que lo que se ofrece no es lo que se quiere. El desahogo con la que se anunció y se cantó las excelencias de una feria en la gran gala de presentación nada tiene que ver con lo presentado. La desvergüenza con la que se es capaz de destronar a los mejores del pasado año taurino, toreros con proyección de futuro, contrasta con la fidelidad entre ellos y ellos y el conformismo para aprovechar lo que tienen.

Y ahí están, ocupando puestos sin merecerlos. Ahí están los intercambios de siempre. Ahí está esa otra crisis de valores en el toreo que nadie sabe cuándo acabará ni cuales serán finalmente sus consecuencias, y que tanto obliga a la reflexión. A la necesidad de acabar con este método basado en los propios intereses, con ese legado que hace posible una práctica en la que unos privilegiados, con talento prestado, le ganan la partida al esfuerzo y a la calidad de las formas de futuros de importantes toreros. A los que le han echado más que cojones a la complejidad del toreo. Fuera quedaron dos grandes, a pie y a caballo, Daniel Luque y Diego Ventura; Tomás Rufo, Fernando Adrián, Ginés Marín, Manuel Escribano… Tremendamente paradójico.

 

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