GALLEANDO

Compleja situación y difícil arreglo

miércoles, 2 de octubre de 2024 · 07:56

Vallamos por parte. Sin negar a cada cuestión su importancia, en la evaluación de esta triste determinación de OneToro, y antes de entrar a valorar las graves consecuencias auspiciadas por el corte de las retransmisiones en las dos más importantes ferias de final de temporada, cabría preguntarse si el problema tiene atisbo de solución sin que antes se hayan definidos las lógicas directrices de cada una de las partes que conforman el sistema taurino.

Debe ser descorazonador verse rodeados de profesionales del toro que, posiblemente, estén cobrando una buena pasta por derecho de imagen abonada por el canal de televisión en cuestión y, además, disfruten de la plataforma sin pagar los obligados catorce míseros euros de cuota mensual. Aberrante. Revelador detalle que da cuenta de cómo está el mundo, el del toro también, donde la picaresca manda.

Por otra parte, las intenciones del proyecto de OneToro eran muy buenas, pero cuestionadas en su día por inviables. Y a la vista está. Las pérdidas económicas son considerables para los inversores privados que han puesto su dinero. Y solo en dos años de funcionamiento del canal. Claro, si empresarios, matadores, banderilleros, picadores y otros profesionales taurinos no se han vinculado de forma consecuente con la realidad de un plan necesario para la difusión de la tauromaquia, y cada parte va por su propio interés económico, todo se ha ido al carajo.

Y por último, el aficionado. El que paga vuelve a ser ninguneado y estafado. Para estos no hay comunicado, no existe la transparencia de una plataforma que habla de pérdidas económicas por piratería, pero silencia las cantidades que abonó por derecho de imagen a los profesionales del toro. Los gastos de plantilla, los sueldos de colaboradores… Todo es necesario saber. Y ahora ¿qué pasa con los abonados?, los que han pagado religiosamente su cuota mensual y, sobre todo, los que han desembolsado la cantidad para un año completo. Ahí está esa gente mayor, recluida en el sillón de sus casas, a los que le han abortado su ilusión. Compleja situación y difícil arreglo.