GALLEANDO

Maestro del toreo

Por Manuel Viera
miércoles, 20 de noviembre de 2024 · 07:44

Pocas veces el calificativo de maestro se puede aplicar con tanta justicia y plenitud del significado como en el caso de este diestro madrileño. Y no sólo por el fecundo magisterio impartido en los ruedos durante veinticinco años de matador de toros, sino por la constante lección de pundonor y verdad que ha dictado a través de su toreo.

Admiro sin reserva al Fernando Robleño. Su tauromaquia debe ser destacada sin olvidar que lo mucho, o poco, conseguido ha sido el resultado de una inmensa afición, una gran técnica y un enorme valor puesto al servicio de un hacer que indica, detalla, prolonga y completa una tauromaquia tan clásica como emocional. Viéndole torear se abre el corazón. Suscita verdad y evoca el toreo de todos los tiempos. Fascina la forma de concebirlo, de ofrecerlo caminando por ese mundo de verdades traducido en pasión y, en ocasiones, en dolor.

No olvidarán jamás, los que lo vieron la tarde de los “desafíos ganaderos” en la plaza de Las Ventas, la gran lidia al toro de Escolar. Una obra de profundidad magistral preñada de torería. Una auténtica lección lidiadora amenizada por la voz unánime de una gente que se manifestaba con el grito de ¡torero! ¡torero!

Apartado de las ferias, aunque elegido por algunas empresas para despachar los encastes más duros y complicados del campo bravo, nunca se afligió. Resolvió las difíciles lidias con segura brillantez, con magistral profundidad, sereno, estático y torero. Fernando es torero por naturaleza y por afición. Esa afición que le ha hecho pensar sobre su arte y plantearse el difícil camino, ya casi andado, de una manera clara y de absoluta honradez.

El próximo 2025 será su último año en activo. Una temporada para celebrar su XXV aniversario de alternativa. Robleño será siempre inolvidable. No dejará de ser importante. Importancia que le da su talante humano. Importancia como creador y otra, no menor, como maestro del toreo.