GALLEANDO

Parecía levitar entre tanta belleza

miércoles, 17 de abril de 2024 · 08:10

En ese instante preciso, al borde de lo maravilloso, del milagro, nació el toreo. Tan efímero, tan perfecto, tan impecable, tan auténtico, tan ralentizado, trazado con esa mano izquierda virtuosa y dominante empeñada en romper el plano de lo infinito. Ese toreo suspendido en el tiempo haciendo visible lo invisible, lo posible de lo imposible. Una tauromaquia con la que logró sumergirnos en ese estado de suspensión que hace creíble las situaciones más soñadas. Un toreo que confiere a quien lo ve el enorme placer de sentir, gozar y emocionarse. Verdadera magia que alimenta el alma.

Una tauromaquia única, ora con la mano derecha, ora con la izquierda, con las que enjoyó una lidia entre inmensos muletazos diestros, naturales sin tiempo y detalles que fueron tesoros. Toreo fundamental, preñado de naturalidad y torería, para construir la felicidad de toda una plaza. Una obra con argumentos suficientes para hacerla única. Hacerla exclusiva y añorada siempre.

Valor, verdad y arte componen la triada de elementos con voluntad de permanencia de un torero tan diferencial como único. Un torero, agudamente sensible, poseedor de unas cualidades fundamentales y en grado que muy pocos pueden ostentar para torear tan bien. La verónica ofreció pistas acerca de las intenciones del diestro nacido en Triana. El natural hurgó en los resortes de la naturalidad y osciló entre lo divino y lo humano.

Parecía levitar entre tanta belleza. Flotar sobre el albero mientras la inspiración y el arte no daban tregua a la creación de tan inmensa obra. Un toreo que contuvo empero todos los significados capaces de enriquecer una lidia sublime. Una gran obra con la que consiguió un resultado emocional realmente soberbio. Hablar de la belleza de su tauromaquia es algo más que definir una de sus señas de identidad, el motivo que realmente le lleva a torear como torea, y en ella vuelca la intensidad de su concepto.

En poco más de diez minutos Juan Ortega creó una obra tan importante como definitiva, que ejercerá tal influencia en todo el toreo como euforia sembró entre el público de la Maestranza. No será posible olvidarlo jamás.