GALLEANDO

Ese gran Perera

miércoles, 1 de mayo de 2024 · 09:47

A veinte años de la alternativa lo hallamos en la plenitud de su toreo. Ese toreo dominante, de mando absoluto con apertura y cierre apoteósico. Todo un alarde de buen torear, de atrapar la embestida, de llevarla embebida en la tela hasta el final de un largo e irresistible viaje. ¡Qué poder! Tiene, pues, en grado sumo la cualidad de saber torear. De mandar, templar, reducir la velocidad del toro. ¡Qué gran lidia a un gran toro! Intuida y disfrutada, y con la que expresó el toreo con el poso que dan veinte años de alternativa. Un toreo que le permitió crear. Un toreo de impecable valor que recreó con ejemplar profundidad, sin caer en mínimo atisbo de banalidad, logrando comunicar su obra a través del lenguaje de la verdad.

A “Oloroso” le ejecutó una tauromaquia única con la que enjoyó una lidia de templadísimos muletazos diestros, ora con las dos rodillas en tierra, ora en la verticalidad de una figura quieta y cimbreante como un junco. Toreo fundamental para construir la felicidad de toda una plaza. Faena con argumentos suficientes para hacerla exclusiva en gran tarde de toros.

Porque la corrida de El Parralejo, tan pareja de hechuras, como seria, noble y brava, tuvo calidades para que en ese instante preciso, al borde de lo maravilloso, naciese el toreo. Tan efímero, tan perfecto, tan impecablemente trazado con esa derecha dominante empeñada en romper el plano del infinito. Todo hecho con inusual intensidad por un torero, en plena lucidez artística, que nos regaló una tauromaquia con marchamo de verdad y belleza. Una obra firmada de manera contundente con la espada que le posibilitó el corte de las dos orejas que, sumada a la conseguida con su primer toro, le abrió de par en par la Puerta del Príncipe soñada durante veinte largos años.

En fin, que Miguel Ángel Perera se ha quedado sin el merecido galardón que premia lo mejor del ciclo de Feria de Abril. A este referente del temple, único que abrió con total rotundidad la “puerta de la gloria” de la Maestranza, lo han dejado sin un solo premio los diferentes jurados de Sevilla. ¿Para qué perderse en el enredo contradictorio de los jurados si contamos con la subjetividad del toreo?  No es rigor, ¿es resolución sin derecho a error? Me permito la duda. Tal vez porque la duda es la madre de la inteligencia.