GALLEANDO
Otro mundo es posible
Otro mundo es posible. Y otro toreo también. Urdiales así lo dijo en Las Ventas el pasado viernes en el comienzo de “San Isidro”. Y lo hizo más allá de lo posible con un buen toro de Alcurrucén con una nobleza y calidad envidiable, sobre todo, por el pitón derecho. Un toreo abandonado, relajado, sentido, hecho con en el alma y no degustado como merecía desde arriba. Muchos de los allí presente ni se enteraron. O no lo supieron ver. Regusto expresivo de un torero que convirtió la lidia en ramalazos de arte y el ruedo en realidad. Porque el veterano diestro riojano es un torero de categoría que, con sobrado talento artístico siempre al servicio del toro, sabe hacer y decir el toreo.
De ahí lo ejecutado al toro de la familia Lozano. Al que lidió de forma primorosa. Muletazos diestros carentes de violencia, sin extravagancias, y trazados con una naturalidad pasmosa. Así lo testimonió en una faena que se caracterizó por la desbordante cadencia y pureza. Toreo diestro perfectamente hilvanado y rematado con eternos pases de pecho.
Era sólo cuestión de tiempo para que Diego Urdiales se hiciese con las nobles embestidas en una creación traslúcida que, lejos de aburrir, debió resultar altamente gozosa. Pese a un leve zigzagueo en una obra de premio. Como un sueño en el que dejarse convencer. Un concepto en el que residió la capacidad para seducir con la paciencia de quien seguro estaba de alcanzar su objetivo. Ni más ni menos que torear. Introdujo la espada con el afán de impregnar los tendidos de emoción en su totalidad. No fue así. Y el toreo se quedó para muchos pocos y para quien lo hizo y lo sintió.
Fue esto lo mejor de una tarde a vueltas con el toro falto de casta. Toros que dificultan el toreo y hacen olvidar la suerte de varas. Toros de seriedad imponente faltos de embestidas de bravo. Toros a la defensiva, derrotando, quedándose parados a mitad de sus complicadas embestidas. El toro que, a veces, permite el detalle que provoca el ole en lo sublime y el silencio de la indiferencia. Historias en el encuentro del hombre con un animal fiero que contienen razones incorrectas. Para qué no vamos a engañar.