GALLEANDO
El Puerto, lo que la gente quiere ver
La temporada estival de toros en El Puerto de Santa María acaba de ser anunciada. Un ciclo, siempre interesante, con el aliciente de unos diestros que son predilección de un público que acude cada verano a la Plaza Real con la sola intención de ver torear. El atractivo, a priori, se muestra en los carteles. Al fin y al cabo, estos toreros con triunfos en ediciones anteriores se han convertido en clásicos de una programación que, a veces, hizo agua por muchas partes. Así que Carlos Zúñiga aboga otro año más por lo habitual y conocido y deja de un lado otras experiencias.
Quizá, porque se hace indispensable ser real en un mundo lleno de irrealidades. Y el gestor de la plaza lo ha sido en la confección de unas combinaciones que buscan el equilibrio entre lo que gusta y la exigencia. Entre lo deseado y lo obligado. Puesto a buscarle algún defecto podría reprochársele contar con solo una de las novedades de la temporada, David Galván, dejar fuera a otra con enorme “tirón” para el aficionado, Javier Jiménez, y la ausencia de diestros locales
De igual manera se queda fuera del festejo menor programado, Javier Zulueta, uno de los novilleros más ilusionante del escalafón, y que, además, gustó y triunfó de forma contundente la pasada temporada en aquella plaza. Sin embargo, tiene el empresario en su haber la doble actuación de Morante, Aguado y el rejoneador Diego Ventura en el exiguo ciclo de tres corridas de toros, una mixta, una de toreo a caballo y una novillada con picadores.
Pero lo más importante es que José Antonio Morante, eje central del ciclo junto a Aguado y Ventura, vuelva al ruedo y no se quede sólo en el discurso evocador de su arte, sino que, además, haga gala de la máxima capacidad de convocatoria junto a Roca Rey. Algo de vital importancia para una gerencia que ha hecho para El Puerto lo que la gente quiere ver. Tal vez porque elaborarlo más concreto acabaría resultando menos útil para quien lo hace. De todas formas, la temporada de toros en la Plaza Real sigue siendo algo más que un sueño cierto. Una ilusión. Se va con gusto a degustar el toreo, a disfrutarlo sin mayores exigencias. A fin de cuentas este es su éxito.