POR MONTERA
Un toreo en la encrucijada: Juventud vs Experiencia
Afirmar que el escalafón taurino se encuentra estancado, sin relevo generacional a la vista, es cuanto menos inexactoAfirmar que el escalafón taurino se encuentra estancado, sin relevo generacional a la vista, es cuanto menos inexacto. La realidad actual nos presenta una baraja de jóvenes talentos con potencial para revolucionar las ferias. Sin embargo, el sistema, anclado en la dinámica "sota, caballo y rey", impide que estos nuevos valores brillen con la intensidad que merecen.
San Isidro ya es historia, y el verano taurino se avecina con ferias de renombre como Pamplona, Santander y Bilbao entre muchas otras. Sin embargo, los carteles anunciados distan de ser emocionantes, repitiendo combinaciones similares a las de años anteriores. La falta de innovación y la apuesta por la comodidad de lo conocido privan a los aficionados de presenciar duelos frescos y llenos de rivalidad entre las nuevas figuras.
¿Acaso no sería emocionante presenciar un mano a mano entre Daniel Luque y Roca Rey, o entre Borja Jiménez y David Galván? Son solo dos ejemplos de las infinitas combinaciones que podrían confeccionarse con la cantera de jóvenes talentos que pueblan el escalafón. Sin embargo, estos choques generacionales se ven relegados por la omnipresencia de figuras consolidadas que llevan más de dos décadas en el ruedo.
Un caso particularmente llamativo es el de Fernando Adrián, quien ha conseguido la friolera de 24 puertas grandes consecutivas como matador de toros. ¿Será simple casualidad? Tal vez no. Lo que sí es evidente es que este torero no está recibiendo el reconocimiento que merece por parte de los gestores taurinos, privándonos de su presencia en las grandes ferias.
La historia parece repetirse con Luque y Roca Rey, quienes, al igual que Pablo Hermoso de Mendoza y Diego Ventura en su momento, ven cómo se esfuman las oportunidades de presenciar sus mano a mano soñados. La afición se queda con las ganas, y el toreo, en última instancia, es el gran perjudicado.
Las promesas de diálogo y renovación dentro del sector parecen haberse quedado en agua de borrajas. Un año más, ese ansiado mano a mano que todos esperamos se esfuma, dejando un sabor amargo entre los aficionados.
La confección de los carteles de las ferias evidencia una preocupante falta de creatividad: repeticiones constantes, combinaciones poco atractivas y algunas ganaderías que no viven su mejor momento. Si bien la afición más acérrima seguirá acudiendo a las plazas, el público ocasional, ese que podría engrosar las filas de seguidores taurinos, corre el riesgo de aburrirse y perderse.
El toreo no puede permitirse perder a las nuevas generaciones por culpa de un sistema anquilosado. Es necesario abrir las puertas a la innovación, apostar por la frescura y el talento, y confeccionar carteles que realmente despierten la expectación del público.
El futuro de la tauromaquia depende de ello. No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras el toreo se desangra por la falta de savia nueva. Es hora de actuar y de asegurar su supervivencia para las generaciones venideras.