POR MONTERA
Real Unión de Criadores: custodios de la bravura durante ciento veinte años
Por Sergio HuesoEl próximo martes, la Real Unión de Criadores de Toros de Lidia (RUCTL) alcanza ciento veinte años de andadura. Ciento veinte años que, más que una efeméride, representan la consolidación de un sueño colectivo: el de preservar, proteger y proyectar hacia el futuro la esencia misma de la tauromaquia a través de sus protagonistas más silenciosos pero más decisivos: los ganaderos.
Nacida de la necesidad de unir esfuerzos en tiempos complejos, la RUCTL ha sido mucho más que una organización: ha sido la voz de un sector que vive al ritmo pausado de la crianza y al pulso vibrante de la emoción en la plaza. En este tiempo, sus asociados han librado batallas casi diarias, frente a desafíos sanitarios, económicos, sociales y, sobre todo, culturales. Han sabido defender no solo la integridad del toro bravo, sino la dignidad de una manera de vivir que se transmite de generación en generación.
La labor de la Unión ha sido doble: cuidar de la cabaña brava como patrimonio genético irrepetible y dignificar la figura del ganadero, muchas veces en la sombra, pero siempre imprescindible. Si hoy el toro bravo sigue siendo símbolo de bravura, pureza y emoción, es en buena medida gracias al trabajo callado de sus criadores, que han encontrado en la RUCTL un espacio de respaldo, de estudio y de proyección internacional.
Han pasado ciento veinte años, pero queda camino por recorrer. Porque cada camada que nace, cada toro que pisa la arena, es también una declaración de resistencia cultural. Y porque en un mundo que a menudo banaliza la tradición, la RUCTL ha demostrado que modernidad y raíces no son enemigos, sino aliados necesarios.
Por eso hoy, más que felicitar, es de justicia agradecer. A la Real Unión de Criadores de Toros de Lidia, por estos ciento veinte años de compromiso firme con la verdad del campo bravo. Por recordarnos que la bravura no solo se lidia: también se cría, se cuida y se defiende.