OPINIÓN

Un cuarto de siglo ya

jueves, 26 de julio de 2018 · 08:00

Cuando echamos la vista atrás malo es no ver nada de lo que estar orgulloso. No es el caso, afortunadamente, y al margen de otras satisfacciones y logros -pequeños, comparados con lo conseguido por otros, pero más que suficiente para mis modestas aspiraciones- el ver que Avance Taurino sigue estando en las plazas, cada tarde de feria, es motivo de alegría y de sensación de haber hecho algo útil. Algo, por otra parte, tampoco fuera del alcance de cualquiera. Como decía el poeta, sólo el miedo a la derrota hace que fracasen los proyectos. Bueno, eso y el no trabajar duro y con constancia, el dejar las cosas para mañana, no saber aprovechar las ocasiones, no arrimar el ascua a tu sardina y, desde luego, que la suerte te deje de lado...

En 1993, hace veinticinco años, sí, un cuarto de siglo, nada menos, murió, en enero, Audrey Hepburn, la actriz belga -¿sabían que era belga y no norteamericana?- ganadora del Oscar a la mejor actriz en 1954 por "Vacaciones en Roma", seductora y elegante siempre; también nos dejó, apenas unos días más tarde, Fortino Mario Alfonso Moreno Reyes, mucho más conocido por su alias "Cantinflas", comediante de teatro y actor cómico de cine y excelente aficionado y hasta ganadero.  Bill Clinton se convirtió en el presidente número 42 de los Estados Unidos; en marzo se aprobó la Constitución del Principado de Andorra;  el último día de abril, en Hamburgo la tenista yugoslava Mónica Seles era apuñalada por un fanático en pleno partido; Juan Carlos Wasmosy fue elegido, en mayo, nuevo presidente de Paraguay y, un mes más tarde, Felipe González era reelegido presidente del Gobierno español. Y en julio, el día 22, en la plaza de toros de Valencia, se repartía por primera vez Avance Taurino.

Editado en pliego de ocho páginas y a una tinta, recogía y analizaba el cartel de aquel día -Manolo Carrión, Pedrito de Portugal y Vicente Barrera, que se enfrentarían a novillos de Gabriel Rojas-, pues ese era su principal cometido, servir de programa para el festejo correspondiente, pero no se limitaba sólo a eso: también se comentaba el contenido y qué se esperaba de aquella feria; Vicente Sobrino firmaba un artículo sobre la importancia de las novilladas y Francisco Picó recordaba la feria de julio de cincuenta años atrás; Gregorio de Jesús anunciaba que haría campaña en plazas mejicanas, César Orero que debutaría con picadores un mes más tarde y Manolo Carrión, ilusionante novillero que poco antes había logrado salir a hombros por la Puerta Grande de Las Ventas, avanzaba su alternativa, en tanto que Ángel de la Rosa, que en fallas se había convertido en matador de toros, protagonizaba un reportaje por su ausencia del serial de julio debida, al parecer, a un recorte presupuestario de la Diputación, por entonces responsable del coso de Monleón con Barceló y Miranda como gerentes.

Un cuarto de siglo después, Avance Taurino ha visto cómo variaba su formato y diseño, incorporando el color y adaptándose a las circunstancias y exigencias de cada momento, pero manteniendo siempre no sólo el afán por hacer bien las cosas y el entusiasmo preciso para llevarlas a buen término, sino también un equipo de colaboradores de primerísimo orden, apareciendo en su mancheta los nombres de los principales y más distinguidos periodistas especializados en información taurina, algo que no ha conseguido ninguna otra publicación dedicada al mundo taurino y que es motivo asímismo de orgullo y sacar pecho.

Tras aquella primera aparición en la feria de julio, al año siguiente se distribuyó también ya en fallas, un año después se hizo en Castellón, Alicante y Játiva (cuya feria era entonces la más destacada del verano en la Comunidad Valenciana tras la de Valencia); poco más tarde en Algemesí, luego en Albacete y así hasta hoy, con más de mil números publicados, varios especiales y la misma ilusión que aquel mes de julio en el que se gestó todo.

Llegados a este punto muchas son las personas, instituciones y entidades a las que hay que agradecer su confianza y apoyo, desde la Diputación de Valencia, que fue la primera en echar una mano para que saliese aquella edición de 1993, hasta el equipo de distribución que hace posible que cada tarde nuestro trabajo llegue a su destino: el espectador que acude a la plaza a presenciar un festejo del que pretendemos ser guía y servir de programa de mano, dando un servicio que trata también de fomentar y divulgar la grandeza e importancia de un espectáculo extraordinario y a cuyo esplendor intentamos aportar nuestro granito de arena.

No sé si dentro de otros veinticinco años Avance Taurino seguirá repartiéndose en las plazas de toros o será ya pasto del olvido, pero que mientras el cuerpo aguante, y haya un anunciante dispuesto, haremos lo imposible para estar feria a feria, eso es seguro. Y que los espectadores lo disfruten, también.

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