PACO DELGADO

Ruedas de molino

Una vez más ha quedado demostrado que a la gente la toman por tonta y que nos pueden hacer comulgar con ruedas de molino si se lo proponen
jueves, 25 de abril de 2019 · 08:19

No sé si es por el tremendo auge de las llamadas redes sociales, por el éxito de los programas de la tele en los que se hace protagonista a cualquier mindundi sin preparación, oficio ni beneficio y al que se tiene en pantalla un montón de horas al día, por el afán de figurar o por qué, pero la gente ahora es capaz de hacer cualquier cosa -y el ridículo es lo que más se lleva- con tal de salir en los papeles y de estar, como decía aquella, en el candelabro.

Una vez más ha quedado demostrado que a la gente la toman por tonta y que nos pueden hacer comulgar con ruedas de molino si se lo proponen.

No son pocos los que se las tragan, y la prueba es la cantidad de gente que se ha tomado en serio la patochada de una dirigente del Partido Animalista, Laura Duarte, candidata, además, de Pacma al Congreso, con lo que se viene a demostrar que también cualquiera puede ya aspirar con más o menos fundamento y posibilidades  de lograrlo a ser, nada menos, representante del pueblo español. Sin bagaje alguno intelectual ni académico. Y digo esto ya que esta señora o señorita, en representación de un partido que dice defender a los animales, confunde una especie con otra. Como para defenderlos, vamos.

Y es que Laura Duarte, en su afán por criminalizar y demonizar la fiesta taurina, no se le ocurrió otra cosa que grabar un video en el que se le ve dando de comer y acariciando a lo que ella creía un toro bravo, para demostrar, según su credo y en su realidad paralela, que esta raza es mansa y dócil cual perrillo faldero y sólo la maldad de los toreros, en su afán sanguinario y cruel, les hace atacar cuando se les provoca y tener excusa para su tortura y muerte. Hay que ver...

Sin embargo la cosa se torció cuando enseguida la gente se dio cuenta que el animal que aparecía junto a la animalista no era un toro de lidia, sino un buey, un animal que sólo se parece al toro en su aspecto externo y si no se fija uno demasiado en los detalles. Pero el personal sí que se fijó y enseguida se le echó en cara su metedura de pata. Ah, pero no se arredró ni se le cayó la cara de verguenza, atacando, en su línea, como si tal cosa.

No hizo caso a, por ejemplo, Victorino Martín, que le explicaba las diferencias entre toro y buey; ni a Cayetano, que le envió un mensaje advirtiéndole de su error y de lo poco o nada que tienen que ver ambas especies. Ella se revolvió con furia y contestó con insultos y prometiendo que la tauromaquia será, si ella manda, un delito. Una mentira repetida se acaba convirtiendo en una verdad y así nos va.

Me parece estupendo y plausible que haya gente, y agrupaciones hasta políticas, que defiendan el que no se maltrate de manera gratuita a los animales, pero también creo que es una barbaridad que se les asimile con los humanos, que, siendo algunos también bastante bestias, están por encima de ellos. Un disparate ético, decía Francis Wolff, catedrático de la Universidad de París y alguien, por tanto, con base y conocimiento para hablar y opinar del tema.

Un conocimiento y una base de los que, a la vista está, carece la señora o señorita Duarte, a la que también hay que recordar que no se puede juzgar lo que no se conoce. Y mucho menos condenarlo. Y bien claro ha dejado que de toros no sabe absolutamente nada, hasta el punto de no distinguirlos de otro animal. Como para dar ejemplo.

Aún así habrá quien le vote y quien le siga. Y quien crea en lo que dice, aunque sea una sandez como la que acaba de protagonizar.
 

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