PACO DELGADO

Hablemos de renovación

jueves, 1 de octubre de 2020 · 07:01

Tras varios meses de trabajo y preparativos, por fin, el proyecto ideado por la Fundación del Toro de Lidia se hizo realidad, si bien con una denominación final que parece un tanto grandilocuente y que, pese a todo, no creo que sea fiel reflejo de la situación real.

Gira de Reconstrucción, este ha sido el nombre elegido para un paquete de funciones que, desde la pasada semana hasta finales de noviembre, engordarán el contenido de una temporada atípica y terrible.

Con ello se pretende lograr los fondos necesarios para mantener y recuperar festejos en plazas de tercera y cuarta categoría y novilladas a partir de la temporada que viene. Crear, en palabras de Victorino Martín, presidente de la FTL, “un fondo económico con el que podamos recuperar plazas y fomentar las novilladas”.

Una buena idea en principio, que sirve para que el toreo no se entumezca pero que, creo, yerra -por elevación- en su denominación. Tirando del prefijo re -que en su primera acepción según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua significa “repetición”-, se ha bautizado este ciclo itinerante como  Gira de Reconstrucción, dando una dea en principio de volver a construir algo que se ha deshecho o ha desaparecido.

También puede expresar el retorno a un estado anterior: reflotar no implica que se repita la acción de flotar, sino que se vuelve al estado en que una nave flotaba; reconquistar, no es conquistar otra vez, sino volver a poseer un territorio; reavivar es que algo sea o esté vivo de nuevo.

Reconstruir es, tirando otra vez del DRAE, volver a construir. Unir, allegar, evocar recuerdos o ideas para completar el conocimiento de un hecho o el concepto de algo.

Pero, a pesar de todo, el caos y la incertidumbre, no se puede decir que la tauromaquia ni el universo que la rodea esté destruida y sea preciso una reconstrucción. Al menos por ahora y a no ser que todo sea un primer envite para, de verdad, cambiar todo de abajo arriba... Lo de reconstrucción suena un poco a empezar de cero, y pese a lo grave de la situación hay mucho de aprovechable en el actual modelo de tauromaquia, si bien, no estaría de más ir viendo qué es lo que hay que pulir, modificar o erradicar directamente del mundo de los toros de cara a un futuro mejor. Renovación, creo, sería pensando a largo plazo, palabra más idónea, precisa y fiel de lo que se trata.

Y para conseguir esa renovación, y sin entrar en grandes profundidades, habría que matizar algún que otro punto que me parece que ha quedado algo difuso o, directamente, no figuran en el ideario de este plan.

Es un tanto a su favor el que se televisen todos los festejos, y a Movistar hay que agradecer como toca el esfuerzo -y confío en que también lo harán sus muchos miles de abonados en el canal taurino-, pero hubiese sido fundamental que estos espectáculos se hubiesen retransmitido en abierto y cadenas hay, públicas y privadas, para hacerlo, aunque ya sé que no es tarea fácil convencer a quien nada quiere saber de un tema. Pero es deber por hacer.

Y, naturalmente, e insisto otra vez en el particular -aunque me ponga pesado y puede que predicando en el desierto- es indispensable conseguir la unión de todo el sector. Desde la máxima figura hasta el más modesto ayuda de mozo de espadas pasando por empresarios, banderilleros, etcétera. Si cada uno va a ir por su lado, todo este esfuerzo será pan para hoy y hambre para mañana. Inútil. Vano. Tirado a la basura.

¿Y porqué no en plazas de primera o segunda? No sé si se ha explicado esta cuestión, pero el entorno, la repercusión, el empaque, la capacidad del recinto... hubiesen dado mucho mayor relieve a lo hecho.

Temas que, a lo mejor, habría que pulir para que esta renovación fuese más efectiva y se construyese una base sólida de cara a un futuro que sigue siendo incierto.

 

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Satisfacción
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Esperanza
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20%
Tristeza
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Incertidumbre
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Indiferencia