VIENTO DE LEVANTE

Un nuevo desprecio

jueves, 14 de octubre de 2021 · 07:35

Otra vez, y ya van ni se sabe cuántas, el Gobierno de España, se supone que el Gobierno de todos, y para todos, discrimina a la tauromaquia y le hace otro feo a cuenta del dichoso y nonato bono cultural.

Aunque, la verdad, no debería sorprender. Desde que se instalaron en el poder, Pedro Sánchez y su dispar -y disparatado- equipo se han cansado de menospreciar al mundo de los toros y todo lo que le rodea. Por activa y por pasiva, de frente y a traición, tanto con nocturnidad y alevosía como a plena luz del día o ya por costumbre y sin querer.

Desde las migajas que tiene a bien destinar en los Presupuestos Generales del Estado hasta su manía de impedir que los niños tengan contacto con lo que no es sino una realidad.

Puede que la cabeza de nuestro actual señor presidente, tan a otras cosas, no esté para minucias y no preste atención a una actividad que genera más de doscientos mil puestos de trabajo y un buen pico a las arcas estatales, lo que indica un grave déficit de lógica ejecutiva .

Puede que su necesidad de sentir sus posaderas en la poltrona presidencial le lleve a tener que tragar con cualquier imposición de sus socios de gobierno, de los que -cual un san Pedro ateo y felón- renegó no tres sino muchas mas veces para terminar dándoles vida, hacienda y hasta alma, y sabido es que sus compinches son alérgicos a todo lo que huela a España. Y los toros, no se olvide, siguen siendo nuestra seña de identidad en el resto del mundo, mal que les pese.

O puede que sea verdad lo que tanta gente hasta de su propio partido ya decía antes de que llegase a instalarse en Moncloa, que era mucho peor que Zapatero -Zapapedro le llamaban-. No lo sé, lo que sí sé, y todo el mundo lo está viendo, es que, por hache o por be, tiene amargado al colectivo taurino. Tanto a profesionales como aficionados. Y eso no casa con su famosa frase de “no dejar atrás a nadie”.

Ya se vio cuando hubo que echar una mano a los toreros que con la pandemia se quedaron sin trabajo. Se les hizo la vida imposible y les ahogaron sin conceder las ayudas que tenían asignadas. Y lo mismo pasó con los ganaderos, a los que se negó cualquier tipo de subvención sólo por cuestión ideológica.

Pues ahora, tras anunciar a bombo y platillo, y en un claro ejercicio de demagogia, la creación de una ayuda  para que jóvenes de 18 años cumplidos -los de 17 no tienen derecho a ella, ni los de 16, ni los de 15...- tengan más fácil acceder al mundo de la cultura, excluye a la tauromaquia no sólo como destino de aquellos euros que destinarán a posibilitar y favorecer el acercamiento de un sector de la juventud al ámbito cultural. Los toros no son cultura. Pero hay que recordar que sí lo son y como tal lo refleja la ley y por tanto deberían ampararlos, por mucho que duela a la izquierda radical. Los toros son un espectáculo legalmente establecido y una actividad cultural de primerísimo orden, mucho más allá de lo que pase en el ruedo, como así han dejado constancia billones de testimonios de personalidades de toda laya y condición, españoles y extranjeros, de derecha y de izquierdas y desde las más dispares disciplinas.

Pero eso no va con la señora vicepresidenta, siempre por encima del bien y del mal, que tras enterarse que se podrían utilizar esos 400 pavos para ir a ver corridas de toros, obligó al Ministro de Cultura -otro que tal baila, nunca mejor dicho- a dejar bien claro que los toros no son actividad cultural y que ni un euro para eso, estaría bueno.

Y ahí estamos, denostados y vilipendiados, y aunque haya habido mucho revuelo y manifestaciones en contra, multitud de comunicados y escritos de lamento, otra vez, la enésima, se trata a la tauromaquia con asco y con desprecio.

 

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