VIENTO DE LEVANTE

Motivos para hablar

jueves, 7 de octubre de 2021 · 07:31

Fue el gran suceso de la pasada semana. Y es, por supuesto, uno, si no el más, de los grandes protagonistas de una temporada que marca el inicio del resurgir tras la pandemia. Hacen falta motivos para que la ilusión vuelva al público y Morante, desde luego, los proporciona.

Ya durante el pasado año había dejado claro que no iba a escurrir el bulto y echó su cuarto a espadas. Pero ha sido en la presente temporada cuando se ha erigido en abanderado de la causa y quien ha tirado del carro. Ha demostrado responsabilidad y compromiso -cosa que no todos sus colegas pueden decir...-, no se ha refugiado en un cómodo segundo plano ni, mucho menos, ha decidido esperar a que escampe. Es en los momentos difíciles cuando se ve a los grandes, cuando aparecen los valientes y dicen aquí estoy yo.

Y vaya si Morante lo ha dicho. Y hecho, porque tampoco vale presumir de boquilla ni hacer promesas vanas. Ha dado la cara y, aunque alguna vez se la hayan roto, no la retiró, ofreciendo la otra mejilla y perseverando, cada vez más grande, en el empeño. Que no es otro que procurar que esto no se vaya al garete.

Tuvo agallas para decir lo que muchos piensan pero callan, que hay ganaderías que aburren a las ovejas y que siguen lidiando porque son cómodas para las figuras. Y no se quedó en las palabras, lo demostró con hechos, anunciándose con toros de Miura ¡en Sevilla! y de Prieto de la Cal en El Puerto, aunque aquí todo se truncó por el poco juego del ganado, que justificó su ostracismo y el que sea poca la confianza que se deposite en esta divisa.

Se ha anunciado en todas las ferias importantes con una regularidad pasmosa y desconocida en este torero en los últimos muchos años, sin conformarse ante la mala fortuna en el sorteo o hacerse humo ante la dificultad, buscando no sólo lucimiento personal sino dar satisfacción y espectáculo a un público que empieza a estar un poco harto de comer siempre lentejas.

Tenido, sobre todo tras la retirada de Curro Romero y ser nombrado de facto sucesor del Faraón de Camas, como torero artista, es el de La Puebla, fundamentalmente, un diestro capaz. Algo que dejó claro en sus primeros tiempos pero que se diluyó bastante con la asunción del papel que se le asignó y que limitaba a su inspiración o estado de ánimo el justificarse cada tarde. Tampoco la elección de quien tendría que llevar la gestión de su carrera fue siempre afortunada, influyendo los desengaños no sólo en su estado de ánimo.

Pero, renacido y mentalmente más fuerte que nunca, la temporada que está llevando a cabo es, sencillamente, brillante. Por números, sensaciones y resultados. Es el que más ha toreado del escalafón -más de cuarenta funciones lleva anotadas hasta la fecha y desde que iniciara el ejercicio en Madrid, en el Palacio Vistalegre, con una media de casi una oreja por corrida- y en pocos sitios se puede decir que haya fracasado, por que lo de El Puerto, en sí mismo, fue todo un acierto.

Y lo apuntado en Alicante, Olivenza, Jerez, Linares, Mérida, Alcalá, Albacete, Salamanca o Valladolid acabó explotando en Sevilla, en su segunda comparecencia de este año, cuajando una faena en la que se mostró desatado, mostrando las dos versiones de su toreo y su personalidad única, firmando una completísima faena para la que desde alguna tribuna se apuntaba como merecedora de más premio.

Tampoco faltan quienes critican lo hecho por Morante en La Maestranza, tachándolo de engaño, fraude o mentira, pero es la controversia, precisamente, lo que hace importante la obra y que se agrande lo hecho, que se expanda la onda. Que se hable. Que se hable de toros, que es lo que hace falta y tanto se echa de menos. Morante lo tiene claro y lo está haciendo posible.

 

13
2
28%
Satisfacción
42%
Esperanza
28%
Bronca
0%
Tristeza
0%
Incertidumbre
0%
Indiferencia