VIENTO DE LEVANTE

Faltó el uno

jueves, 11 de noviembre de 2021 · 06:55

Nadie lo esperaba y nada hacía presagiar un desenlace parecido. Pero, de la noche a la mañana, de golpe y porrazo, como un mazazo, saltó la sorpresa: Enrique Ponce dijo adiós.

Fue, desde luego, una noticia tan inesperada como repentina, no en vano había toreado ese fin de semana en Alicante, Castellón y León y al día siguiente estaba anunciado en Burgos, ciudad en la que ya se encontraba su cuadrilla, que tampoco sabía nada de lo que estaba a punto de pasar.

Pero un comunicado de prensa, improvisado y escrito muy a la carrera, lo dejaba bien claro: el torero valenciano cortaba la temporada y se tomaba un respiro. No daba causas ni explicaba los motivos que le llevaban a tomar esa decisión. Es evidente que algo sucedió en su entorno pero no quiso dar tres cuartos al pregonero. Se limitó a comunicar que paraba y punto.

También es razonable pensar que después de cuarenta años, treinta y uno de ellos como matador de alternativa, tenía más que merecido un descanso -¡cuántos mucho antes sin el bagaje ni palmarés de Ponce habían dicho adiós!-, y más tras haber logrado todo lo que un torero puede soñar cuando empieza. Pero ni los aficionados ni los profesionales podían imaginar semejante desenlace.

Y menos cuando un año antes, en lo más crudo de la pandemia, cuando el toreo se vio afectado por la más grave crisis que ha sufrido a lo largo de su centenaria historia, él fue quien dio la cara y tiró para adelante, sacando a flote una campaña por la que nadie daba un duro. Toreó donde le llamaron y, si no, montó él funciones y festejos. Cobró lo que le dieron y muchas veces ni eso, costándole dinero de su bolsillo el lograr que no se parase un carro que de hacerlo iba a tener muy complicado volver a ponerse en marcha. Se vio ahí su compromiso, su responsabilidad, su talla de grandísima figura y, claro, su enorme afición.

Por eso sorprendió también tanto su anuncio ¿Cómo es posible que Ponce se retire? Nadie atinaba a dar una explicación pero, desgraciadamente, así era: no se retiraba definitivamente pero en 2021 ya no iba a torear más, al menos en España -una reflexión que nos hacemos quienes esperamos que cuanto antes vuelva a vestirse de luces en la campaña americana y todo vuelva a la normalidad el año que viene...- y nunca se le volvió a escuchar -no dio una sola entrevista después- ni nadie dio razón de cómo, cuándo ni porqué.

Pero la vida siguió su curso y fue Morante quien recogió su guante y continuó su obra, siendo ahora el de La Puebla quien asumió el papel de líder y cuajó una campaña importantísima. Con él brillaron un Manzanares que dejaba para el recuerdo una de sus mejores y más brillantes campañas y un Emilio de Justo que confirmaba su capacidad y fuerza, logrando un gran triunfo en Las Ventas que le pone con toda justicia en el grupo de cabeza.

Daniel Luque se afianzó en su papel de outsider y también aspira a ello Ginés Marín, muy a más y que explotó al final con un triunfo tan incontestable como valioso en la Monumental madrileña. Juan Ortega deleitó cada tarde aunque falte todavía un éxito definitivo e inobjetable y, de nuevo, surgieron nombres -Sergio Serrano el primero- que piden sitio y atención. Pablo Aguado tampoco rompió y Roca Rey, a quien Manzanares dio un repaso de campeonato en su mano a mano en Castellón, fue a lo suyo, que tampoco es cosa al alcance de cualquiera.

Hubo más, claro, mucho más, pero sobre todo, faltó uno: Enrique Ponce.

 

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