VIENTO DE LEVANTE

Un remedio a recuperar

jueves, 12 de agosto de 2021 · 06:48

Dicen que los duelos con pan son menos y que las penas se ahogan con risas. Es el humor arma infalible para ahuyentar demonios y depresiones y, sin embargo, no parece que se aplique con tanta frecuencia como sería
menester y deseable.

Tampoco en el mundo del toro, que sufre las mas seria y preocupante crisis de, por lo menos, su más reciente historia, parece que nadie tire de humor  aunque sea para hacer la situación mas llevadera.

Pero, de cuando en cuando, saltan noticias y surgen acontecimientos que dan pie a la esperanza y vuelven a demostrar que reir es una de las mejores medicinas y, como hace muchos siglos explicaba Horacio, “es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano”.

La risa fue el principal argumento del festejo celebrado el pasado día 2 de agosto en Huelva. Un festejo cómico. Y lo que le da notoriedad es el éxito obtenido. Primero en cuanto a convocatoria, pues la plaza casi se llenó -dentro del aforo permitido- y en el coso de la Merced hubo a una pequeña multitud de niños acompañados muchos de ellos por sus abuelos, y que disfrutaron de un evento antes indispensable en cualquier feria y ahora prácticamente desconocido.

Y si hubo alegría en taquilla, también hubo triunfo en el ruedo, haciendo inolvidable para los asistentes la hora y media de un espectáculo entrañable con reminiscencias de lo antiguo y sin embargo cargado de modernidad, con guiños a los nuevos héroes infantiles.

Ojalá que esto sirva de acicate y estímulo para que otras plazas y empresas llamen y tengan en cuenta a este espectáculo y se pueda recuperar -hay que recordar que en los últimos años se pueden contar con los dedos de una mano, y sobran dedos, los festejos cómicos celebrados- una modalidad que no sólo capta nuevos y futuros aficionados sino que es cantera de profesionales.

No hay que olvidar que desde bien pronto, en la historia de la tauromaquia aparecen las pantomimas y mojigangas, representaciones satíricas en las que se caricaturizaban diversos aspectos de la lidia y de la sociedad, y que a modo de entremés o remate se programaban junto a funciones seria o incluso en las misas, sirviendo de intermedio.

Ya bien entrado el siglo XX causó furor, y dio varias veces la vuelta al mundo de feria en feria y llenado allá donde se anunciaba, El Empastre, la banda valenciana que fundara Juan Marí Asins y que junto a Llapisera y el Bombero Torero dieran pie a la creación de un género en el que destacaron Galas del Arte, Toros y Claveles o El Toronto, por no hacer interminable la lista, y en el que destacaron artistas como el propio Llapisera, Carmelo Tusquellas, Ángel y Ricardo Villaverde, Arévalo, la familia Celis, Laurelito, Julián Melero y un tan largo como brillantísimo etcétera. Una modalidad que, además, aportaba una parte seria -lamentablemente dejada perder por culpa de la insoportable corrección política y el buenismo imperante en una sociedad que camina hacia la autodestrucción por sandez- que permitió aprender el oficio a gente como Manolete, Antoñete, Espartaco, Dámaso González, Ortega Cano, El Soro o César Rincón.

Ahora Juan Asenjo “El Popeye Torero”, de la mano empresarial de Gregorio de Jesús -cuyo padre llevó durante mucho tiempo el espectáculo de El Toronto-, se propone revitalizar el llamado toreo bufo que tantas satisfacciones dio a público y aficionados de un ayer no tan lejano y que en la actualidad es desconocido, aunque, a la vista está tras lo de Huelva, a poco que se le ayude y promocione puede volver a ser el semillero de afición que siempre fue y a proporcionar alegría y desenfado a la vez que trata asuntos mucho más trascendentales y que se explican de manera rápida y fácil a una audiencia con un tremendo poder de absorción y aprendizaje. Bienvenido sean de nuevo los cómicos.

 

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