VIENTO DE LEVANTE

La grandeur et l’exemple

jueves, 1 de diciembre de 2022 · 08:07

Por fin los aficionados y profesionales franceses, y los de todo el mundo, respiraron tranquilos al conocerse el desenlace del folletín sobre la pretendida prohibición de los toros en el país vecino. Todo quedó en el susto. 

Pese a que tradicionalmente, junto a la Gran Bretaña, Francia ha sido enemigo acérrimo y obstinado de España, haciéndonos la vida todo lo imposible que pudieron durante siglos, hay que reconocer que, además de una geografía envidiable y extraordinaria, tiene en no pocos aspectos mucho que envidiar.

En el apartado taurino, lo mismo. Al otro lado de los Pirineos hay una afición entendida, respetuosa, seria y leída y su manera de enfocar la fiesta taurina es digna de admiración.

También su clase política, aunque como en todas partes cuecen habas -pero en España a calderadas- y hay garbanzos negros y garbanzos tontos, ha vuelto a dar ejemplo de sentido común y práctico. De coherencia. Algo que por aquí tanto se echa en falta...

El diputado de LFI (La Francia Insumisa, de extrema izquierda, radical e intransigente) Aymeric Carón hizo una propuesta de prohibición definitiva en todo el territorio francés de las corridas de toros y que debía ser debatida para su aprobación definitiva en la Asamblea Nacional francesa el pasado día 24 de noviembre. Una iniciativa que sembró la inquietud y la incertidumbre en todo el orbe taurino, pues una respuesta afirmativa hubiese significado no sólo el fin del espectáculo taurino en Francia, sino que, como una bomba, su onda expansiva habría llegado a todo el mundo y, en consecuencia, el futuro de la tauromaquia se hubiese visto seriamente comprometido.

Afortunadamente todo quedó en agua de borrajas y la propuesta dichosa fue retirada antes de su debate. Y aunque los diputados que componen la Comisión de Leyes de Francia se habían posicionado contra la abolición de las corridas durante su examen inicial celebrado el anterior miércoles 16 de noviembre, no se descartaban sorpresas.

Pero la intervención de André Viard, al frente del Observatorio Nacional de las Culturas Taurinas, y de los responsables de la Union des

Villes Taurines hizo que la opinión pública lo empezase a tener claro.

El golpe definitivo lo asestó el mismísimo presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, que en una alocución en  la Asociación de Alcaldes de Francia dejó bien claro lo que iba a pasar: “Mañana no habrá prohibición de los festejos taurinos en la votación de la Asamblea Nacional. No va a haber prohibición mañana. Debemos tener en cuenta las especificidades y costumbres locales a las que nuestros compatriotas están legítimamente vinculados. Debemos avanzar hacia una conciliación, un intercambio. Desde mi punto de vista, no es la prioridad en este momento”, con lo que hizo recular a Caron -a cuyo apellido le falta una b y un acento, por cierto-, que prefirió retirar su apuesta ante de sufrir una derrota estrepitosa.

El presidente francés ejerció como hombre de estado, consecuente y justo, evitando que el capricho de una minoría perjudicase a la mayoría y defendiendo una práctica que en aquel país está reglamentada desde el siglo XVIII.

Una actitud que confirma la grandeur que siempre ha caracterizado a Francia y que debería servir de ejemplo a nuestros responsables políticos, tan acomplejados como temerosos de perder su poltrona y canonjías por algo que no les reporte beneficio directo bien en votos bien en especie.

¿Se imaginan a nuestro Pedro Sánchez haciendo lo que hizo Macron? Sinceramente, no.