VIENTO DE LEVANTE

A vueltas con la normalidad

jueves, 8 de diciembre de 2022 · 09:59

La campaña de 2022 es ya pasto de resúmenes y recopilaciones y lo que a lo largo de estos últimos 9 meses sucedió en la geografía taurina es motivo de examen y análisis a la espera del inicio de una nueva temporada. En las provincias valencianas al final hubo destellos de esperanza.

Se suponía, se esperaba, se creía, que la campaña de 2022 iba a ser, al menos en la Comunidad Valenciana, de una ya absoluta normalidad y tras dos años de zozobra y caos, todo volvería a su cauce.

Pero los hechos nos ofrecieron una realidad bien distinta a lo esperado y las cosas no acabaron de salir conforme a lo que se deseaba. Especialmente en la primera parte de la campaña, en la que el mal tiempo, y la maldita obsesión de no adecuar los recintos taurinos a la época en que vivimos, obligó a la suspensión de un buen porcentaje de la programación anunciada en los dos primeros grandes seriales de la temporada, la feria de fallas de Valencia -en la que se tuvo que suspender una de las cuatro corridas anunciadas y las otras se celebraron o bien con la amenaza e incomodidad de la lluvia o directamente bajo un aguacero que no permitió disfrutar ni al público ni a los protagonistas- y la Magdalena de Castellón, que tuvo que suspender dos de las funciones previstas debido al agua y a lo mal que quedó el ruedo por esa circunstancia.

Luego la cosa se arregló y al final se más que duplicó el número de funciones dadas en la Comunidad Valenciana con respecto a 2021, en cuya campaña se dieron 16 funciones mayores, distribuidas en 10 corridas de toros, 3 festejos de rejones y otras 3 novilladas con picadores. Ahora fueron 38, repartidas en 22 corridas de toros, 11 novilladas con picadores y 5 corridas de rejones.

También los aficionados valencianos sufrieron la decepción de no poder disfrutar del regreso de Enrique Ponce a, quien más quien menos, se esperaba ver de nuevo vestido de luces. Pero el torero de Chiva no se manifestó y no se le vio ni en un festival. En este particular la normalidad, desde luego, no era esto...

Así las cosas, con Ponce de vacaciones, la responsabilidad de la torería valenciana recayó en Manzanares, que, sin embargo, no fue ni de lejos el del ejercicio anterior: sin asumir grandes compromisos se limito a tirar de estética y planta para cumplir sin agobios una campaña gris y sin mayores alardes.

Román, muy irregular, muy desconfiado en los primeros compases de su ejercicio, fue yendo de menos a más y  acabó recobrando su crédito gracias a las actuaciones de final de campaña en Las Ventas y Valencia, donde se volvió a ver al torero ilusionante y aguerrido que siempre ha sido. Hay que seguir confiando.

A caballo fue, otra vez, Andy Cartagena quien lideró su escalafón a nivel comunitario, volviendo, con su rejoneo tan característico y propio, a triunfar en los últimos meses del año en su periplo mejicano.

De los novilleros Jordi Pérez “El Niño de las Monjas” fue el que más toreó, mostrando además personalidad y estilo propios, algo que no es frecuente en estos tiempos que corren. Debutaron con picadores el alicantino Borja Escudero, el castellonense Jorge Rivera y los valencianos Javier Camps y Nek Romero, en quien se tienen depositadas fundadas esperanzas y que en su primera novillada picada logró hacer tantos méritos como para ser elegido triunfador de la Feria de las Novilladas de Algemesí.

Las escuelas taurinas que funcionan en la Comunidad, un año más, dieron el do de pecho y trabajaron con ahínco y denuedo, buscando canalizar vocaciones y pulir a los nuevos valores, muchos, que siguen saliendo en esta tierra, a pesar de los pesares. Por algo será.