Cuando El Juli dijo adiós

Faltan unos días para que se cierre otro capítulo en nuestras vidas, el correspondiente a este ya casi extinto 2023, y arranque una nueva etapa que, en lo taurino, abre expectativas y ofrece esperanza y alicientes; siempre hay que ser optimistas y pensar en positivo. 

Pero, entre tanto, no conviene echar en saco roto lo que dejamos atrás y olvidar lo que dio de sí, y de no, la temporada última, marcada ya para siempre como la campaña en la que El Juli dijo adiós. El torero madrileño, justo cuando cumplía 25 años como matador de alternativa, creyó oportuno dar por finalizado su paso por los ruedos y poner el punto final a una carrera que inició apenas pudo mantenerse en pie, pasando de niño prodigio a primerísima figura de este primer tramo del siglo XXI, dejando un recuerdo imborrable y su estela de lidiador enterado y poderoso. Podrá gustar más o menos su estilo, pero nadie puede poner en duda su capacidad. Nunca se le vio apurado -mucho menos aperreado- ni hubo toro con el que no pudiese, pasando ya a la historia como uno de los indiscutibles.

Tampoco hay que olvidar el ejercicio firmado por Morante de la Puebla, otro de los ilustres veteranos de un escalafón en el que cuesta abrirse paso. Morante, que esperó hasta Sevilla para iniciar su curso, lo hizo por todo lo alto y se convirtió en uno de los grandes sucesos del año al cortar un rabo en La Maestranza. Luego se vio afectado por males y lesiones y su trayectoria fue más irregular, pero mantuvo el interés por verle y nunca, ni en lo bueno ni en lo malo, decepcionó.

También Roca Rey se vio afectado por los percances sufridos, teniendo incluso que parar a mitad de temporada para recomponerse de una sucesión de trompazos y volteretas consecutivas que influyeron negativamente en su rendimiento, y aunque hubo muchos altibajos en su día a día, el cómputo global certifica un quehacer de conjunto notable, con triunfos importantes y manteniendo un enorme tirón popular. Lo que significa otro triunfo.

El tercer hombre, y el tercer nombre, del año fue, sin duda, Daniel Luque, para muchos el triunfador absoluto, que poco a poco se ha convertido en un torero importante y seguro, con un toreo sin fisuras y con altas dosis de talento, que unidas a su no menor disposición le convierten en un diestro muy sólido. Fue el gran destacado en plazas francesas pero también en las principales ferias españolas dejó su impronta. Como Morante y Roca Rey tuvo que pagar un elevado peaje y su cogida de El Puerto condicionó en gran medida la segunda parte de su campaña.

Tras ellos hubo un nutrido pelotón de diestros que dejaron alto su pabellón. Desde los veteranos Castella, Perera, Ureña o Emilio de Justo (y la agradable sorpresa de El Cid), hasta los más nuevos Rufo, Adrián, Fonseca o Borja Jiménez -una de las grandes novedades para el nuevo año- demostraron que no faltan toreros con cosas que decir. Lo que también sucede con los más olvidados por las empresas, caso de, por ejemplo, Robleño, Rafaelillo, Sánchez Vara, Gómez del Pilar, José Fernando Molina, Paco Ramos, David Galván, etcétera. Toreros hay. Como hay novilleros ilusionantes y con futuro. Nek Romero, Samuel Navalón, Alejandro Peñaranda, Daniel Medina, Manuel Caballero... aventajados en un estamento muy aprovechable a poco que se les vaya dando confianza y novilladas. Es así mismo destacable, y lo uno es consecuencia de lo otro, que en 2023 aumentase en casi un 20% el número de novilladas picadas y hasta un 55% las económicas o de promoción. Ese es el camino.

Entre los rejoneadores Diego Ventura y el nuevo Hermoso de Mendoza fueron los líderes indiscutible y los que más actuaron (y triunfaron), si bien Andy Cartagena, Sergio Galán y Leonardo demostraron que siguen siendo muy grandes y siempre un valor seguro. Como lo sigue siendo el toro que cría Victorino Martín, cuya ganadería fue distinguida con el Hierro de Oro de Clarín en un apartado ganadero en el que vuelve a sonar Santiago Domecq, siguen al alza Algarra, El Parralejo o La Palmosilla y mantienen su interés y fiabilidad hierros clásicos como Miura, Adolfo Martín, Alcurrucén o Montalvo. Por no hacer la lista larga y nos den los tres avisos…