VIENTO DE LEVANTE

Lo que les pone

jueves, 27 de abril de 2023 · 07:57

Prohibir, condenar, inhabilitar, privar, negar, excluir, restringir, proscribir, anular, suprimir, vetar, desautorizar... todo esto es lo que, a la vista de su proceder,  más les gusta a nuestros dirigentes, especialmente si ejercitan su autoridad sobre algo que no entra en su ideario. Y mucho más si de tauromaquia se trata.

Como si tuviesen un gen antitaurino o acatasen un mandamiento divino de inexcusable cumplimiento, la nueva clase política que nos gobierna a su antojo tiene entre ceja y ceja todo aquello que huele a toro. Ahora le ha tocado la china al toreo cómico, a los espectáculos cómico taurinos, denominación de un tipo de festejo que, a lo que se ve, los medios de comunicación generalistas -también alguno que otro especializado- desconocen, puesto que en todos los que he me echado a los ojos titulan con “se prohibe el bombero torero”, también con minúsculas. Como si lo que se pretende eliminar sea no la modalidad del espectáculo, sino uno en concreto, El Bombero Torero. Pero este es otro tema, lamentable así mismo, pero distinto.

El caso es que Senado, el pasado miércoles 19 de abril, aprobó un Proyecto de Ley mediante el cual se busca borrar de la faz de la tierra el toreo cómico. Sólo PP y Vox se opusieron al disparate. 

Porque de disparate hay que hablar al dar cuenta de este desgraciado propósito.

ERC, vaya por Dios, registró en el Congreso una propuesta destinada a cambiar la Ley General de Derechos de las Personas con Discapacidad y de su Inclusión Social, buscando “la no discriminación de las personas con discapacidad en espectáculos públicos y actividades recreativas”, una explicación absurda en sí misma -referida a este tema concreto- puesto que ese tipo de espectáculo, precisamente, no discrimina, todo lo contrario: es un medio de vida y una muy honrosa actividad profesional para muchas de esas personas a las que dicen defender y a quienes han hecho un muy flaco favor. Buscando una pretendida protección, de algo que sólo ellos ven, lo que han conseguido es acabar con su trabajo y sus ingresos, ya que para nada establece este pomposo Proyecto quién se va a hacer cargo ahora de procurar sustento a estos profesionales a los que ahora se margina.

Y es que con esta prohibición, en realidad lo que se hace es impedir a estas personas ejercer una actividad legalmente establecida y casi tan remota como el propio toreo.

De muy antiguo se conocen las mojigangas y farsas, juguetes o entremeses que, a modo de complemento, acompañaron la evolución de la tauromaquia y alcanzaron su mayor apogeo tras la guerra civil española. Rafael Dutrús “Llapisera”, El Empastre, El Bombero Torero, Galas del Arte, El Toronto, El Chino Torero, Carmelo Tusquellas, Arévalo, Don Canuto, los Villaverde -Ricardo, Tomás, Manolín...-, Julián Melero, los Celis -Eugenio, Rafael, Pablo...-, Francisco Vidal, Paco Más, Laurelito, Jesús Murciano... y tantos y tantos otros hicieron grande, muy grande una variante del toreo que fue imprescindible en las ferias de todo el mundo, de las que eran complemento obligatorio... y muy lucrativo, no en vano eran cientos de actuaciones a plaza llena cada temporada.

Un espectáculo que no sólo servía como introducción al mundo de los toros a los chavales que llenaban las plazas a su reclamo, sino que fue escuela y aprendizaje para cientos de aspirantes que tuvieron un rodaje extraordinario en la ya extinta parte seria de aquellas funciones. Antoñete, Espartaco, Dámaso González, César Rincón, hasta Ponce, se formaron y cogieron oficio en aquellos apéndices de las charlotadas, como comúnmente se conocía a estos festejos cómico-taurino-musicales. Una pena.

Se cargan un trozo de historia con el pretexto de evitar que se ridiculice a personas con discapacidad física, sin percatarse -o sin querer hacerlo, que es más grave- que la gente no se ríe de ellos, sino con ellos. Matiz fundamental que da más categoría a los cómicos, profesionales como la copa de un pino y de una dignidad mayúscula  cuyo modus vivendi se cargan ahora de un plumazo gente sin preparación y de dignidad minúscula.