VIENTO DE LEVANTE

Recuerdos de abril: una feria especial

jueves, 4 de mayo de 2023 · 07:59

Hay que convenir que la ya finalizada feria de abril sevillana ha sido, con mucho, la mejor y más brillante de las celebradas en los últimos tiempos. A lo largo de esas dos semanas de toros muchos han sido los momentos brillantes y más los motivos para recordar.

Naturalmente, en lo más alto del pódium hay que poner a Morante, que la tarde del 27 de abril engrandeció la historia del toreo con la consecución de un rabo. Dato anecdótico si se quiere pero que sirvió para que todo el mundo, aficionados o no, pusieran sus ojos en el toreo y se hablase de toros en todas partes. Antes había tocado pelo en las otras dos funciones en las que intervino y dejó claro que su personalidad y concepto del toreo son únicos y distintos, cuajando una actuación de muy difícil superación y, desde luego, para las antologías. 

Roca Rey le dio réplica: otra Puerta del Príncipe y dos orejas en su otra actuación, sin querer ceder su actual primer puesto en el escalafón -por número de actuaciones, trofeos y tirón- demostrado un indudable compromiso y una entrega fuera de toda duda. Como Daniel Luque, que sin un triunfo rotundo y contundente se consolida como el actual tercer hombre de la torería, con un registro tan serio como sólido.

Tomás Rufo quiere seguir subiendo y a fe que lo hizo en Sevilla, donde además de salir por la puerta principal evidenció una notable progresión y fe en sus posibilidades, al igual que Ginés Marín, que a su ritmo y sin grandes alharacas, sigue sumando. Otros dos diestros que supieron estar entre los destacados, Emilio de Justo, diestro de una honradez fuera de toda duda, y Manuel Escribano, valiente a carta cabal y que pide que se le tenga más en cuenta.

El Juli justificó su estatus y condición y Álvaro Lorenzo y Francisco de Manuel rozaron el éxito, del que quedaron tan lejos que casi ni se les recuerda Manzanares, Perera, Cayetano, Castella, Urdiales, Juan Ortega, Pablo Aguado o hasta Talavante, a pesar de que cortó una oreja. Reapareció, por fin, El Cid, que se justificó de sobra, lo que no pueden decir muchos de sus colegas, y paseó un trofeo.

A caballo el nuevo Hermoso de Mendoza sigue embalado y Ventura, en su vuelta a la Maestranza, falló más de la cuenta a la hora de la verdad, cumpliendo su sueño de torear en Sevilla, a sus más de sesenta años, Antonio Ribeiro Telles.

Y en cuanto al ganado, con un común denominador de nobleza, manejabilidad y falta de fuerza, la corrida de Victorino Martín marcó la diferencia en un ciclo al que fue mucha gente -tres veces se puso el cartel de “No hay billetes”, faltando poco para sacarlo otras cuatro o cinco tardes- y que, desde luego, se recordará durante mucho tiempo.