VIENTO DE LEVANTE

Libros, toros… Cultura

jueves, 1 de junio de 2023 · 07:43

Coincidiendo con la feria de San Isidro muchos han sido los libros de temática taurina que se han presentado, demostrando que el tema sigue interesando, a pesar de lo mal que está la venta. Desde ensayo hasta poesía, el toro ha sido motivo de inspiración para autores que tienen algo que contar.

Que los toros son cultura es algo que se manifiesta ya desde que el toro y el hombre coinciden sobre la faz de la tierra, hace miles de años, y comienza su cría sistemática con el único fin de utilizarlo para sus juegos, lo que, con el paso del tiempo, desemboca en la evolución de su manejo y en la lidia tal como hoy es conocida. Y eso es cultura, al margen de que el toro fuera tenido como dios por civilizaciones como la mesopotámica, egipcia o griega.

Que la cultura se conserva, trasmite y difunde a través de los libros es asímismo algo palmario y desde la Epopeya de Gilgamesh a nuestros días son miles de los volúmenes que tienen al toro, al torero y al toreo como protagonistas a través de las más variadas técnicas y disciplinas.

Si los libros son cultura y el toreo está en los libros, no hace falta ser Aristóteles para aseverar que el silogismo se cierra con una conclusión evidente: los toros son cultura.

Decía Sánchez Dragó que de todas las bellas artes el toreo es la principal porque todas las demás giran en torno suyo. No es la excepción la poesía, ese intento de aproximación a lo absoluto por medio de los símbolos, que decía Juan Ramón Jiménez, la luz que nos permite ver la vida, o, como razonaba Carmen Conde, el sentimiento que le sobra al corazón y te sale por la mano. Y, sobre todo, sentimiento, emoción, sensibilidad. 

Desde los aucas medievales o los aleluyas del Renacimiento hasta  las nuevas corrientes transgresoras también el toro, siempre el toro, ha estado presente en esta manifestación artística que, en lo tocante a lo taurino -aunque hay gustos para todos y muchas maneras de pensar y elegir- tiene como cumbres a Miguel Hernández, Gerardo Diego y al médico y sacerdote valenciano Rafael Duyos.

Pero no sólo de poesía se nutre la literatura taurina. y desde aquella narración épica de hace más de 5.000 años en la que se contaba la historia del rey sumerio, el mundo del toro ha dado pie, base y argumento para todo tipo de estilos y géneros, desde la novela -que ha aportado grandes clásicos, desde Blasco Ibáñez a Lapierre y Collins, aunque Cela, que también se acercó bastante a la tauromaquia, dijese que la gran novela del mundo de los toros todavía no está escrita- hasta el ensayo, pasando por el cuento o la biografía, puede que la variante más socorrida y de más abundante producción junto a la crónica y los tratados.

Durante este mes de mayo muchos son los trabajos que han sido dados al lector, que tiene para los próximos meses donde elegir y material para recogerse y gozar, o no, de lo que tanto se ha ofrecido.

Que se quiere saber más sobre distintas figuras del toreo, ahí están las obras de Gómez-Santos sobre Antonio Ordóñez, José Luis Cantos Torres sobre Joselito El Gallo o la aproximación que Manuel Hernández hace de Rafael El Gallo, que en medio de José y Juan muchos dicen que fue él quien sentó las bases del toreo moderno.

Justo Algaba recoge sus últimas aportaciones al siempre impresionante mundo del traje de torear, José Luis Ramón analiza lo que fue una publicación clave para el periodismo y la tauromaquia, la revista El Ruedo y Enrique Amat recopila una buena gavilla de las muchas entrevistas que ha realizado a gente del toro a lo largo de los últimos meses. Y, claro, Paco Villaverde nos desveló qué hay más allá de la palabra en torno al hecho taurómaco: emoción, sentimiento, sensibilidad.

Son muchos, muchos más los libros que estos días han aparecido o han sido presentados, todos dignos de mención y atención pero cuya enumeración haría de este artículo algo farragoso y pesado cuando sólo se quiere recordar que la gente sigue escribiendo de toros y que los toros son cultura. Claro que sí.