VIENTO DE LEVANTE

Sin barreras para Barrera

jueves, 25 de julio de 2024 · 06:17

Se cumplen 30 años desde que Vicente Barrera, Simó, nieto de Vicente Barrera Cambra, tomó la alternativa en plena feria de julio. Y no sólo se convirtió en matador de toros, sino que a partir de aquel momento llevó a cabo una carrera sólida y brillante que pocos auguraron cuando comenzó.

Tras haberle pedido en el patio de caballos que, por favor, en la ceremonia que iba a tener lugar pocos minutos después, prescindiese del abrazo, Curro Romero aceptó la propuesta y, en presencia de Litri, con un cordial apretón de manos, le cedió la lidia y muerte de “Ratón”, un toro de Moura con el que este nuevo Barrera se doctoraba en tauromaquia. 

Fue todo un acontecimento no sólo en Valencia, ciudad en la que su familia era, y es, muy conocida y apreciada en los círculos empresariales y sociales, y aunque el ganado no contribuyó precisamente a la brillantez de la tarde, su alternativa resultó uno de los hechos por lo que se recuerda aquella feria de San Jaime de 1994.

Su llegada al mundo taurino fue tardía y un poco de rebote, a través del mundo del caballo, no en vano fue una corrida de rejones el primer festejo que presenció siendo ya universitario. Lo que vio en aquella corrida le enganchó de tal manera que ya no pensó en otra cosa que ser torero, si bien tuvo que acabar sus estudios de Derecho para meterse de lleno en la aventura torera, yendo cada dos por tres a Salamanca a un tentadero o a casa de Álvaro Domecq, gran amigo de su abuelo, a dar unos muletazos a una vaca o, tras insistir hasta la terquedad, a torear un festival de aficionados a Munera.

No fueron fáciles sus comienzos pero no desesperó ni se cansó. Siguió firme en su propósito y a base de golpes, volteretas e insistencia fue haciendo camino. Hasta llegar a las fallas de 1993. 

Ginés Parra se empeñó, y consiguió, que se le anunciase en tan importante serial y aunque el festejo se suspendió en primera instancia por la lluvia, se repescó para el día 20 de marzo en horario matinal. Nadie daba un duro por él, pero al acabar la función nadie hablaba de otra cosa. De él. El nuevo Barrera había impactando y de qué manera. Asombró y pasmó absolutamente a todos cuantos fueron a verle aquella mañana ya casi primaveral y por la tarde ya tenía un acuerdo formal de apoderamiento nada menos que con los hermanos Lozano.

A partir de ahí cumplió una temporada de aprendizaje forzoso pero con abundantes y notables triunfos, como los conseguidos en Valencia, donde le repitieron varias veces tras su bombazo fallero.

 

Pero su explosión definitiva y decisiva tuvo efecto y lugar en mayo de 1994, en su presentación en Sevilla, en una plaza que su abuelo juró no pisar, y cumplió su promesa, y a quien setenta años más tarde vengaba, firmando una actuación portentosa que le valió salir por la Puerta del Príncipe -fue el primer torero valenciano que lo conseguía- y lanzado ya como la gran sensación de la temporada. Éxitos posteriores en Zaragoza, Bilbao o Pamplona le pusieron en bandeja aquella alternativa, tras la cual cumplió una carrera que se alargó durante veinte años y en la que dejó su huella de torero valiente, firme, majestuoso, templado, vertical y estoico y de una enorme personalidad, distinto a todos cuantos engrosaban el escalafón de por entonces. 

 

Los inescrutables designios del destino, en forma de golpes, cornadas, lesiones y fracturas, puede que no permitieran que alcanzase mayores cotas, pero fue mucho lo logrado, qué duda cabe. Estuvo muchos años en las principales ferias y plazas, toreó mucho en América y siempre dejó huella y buen recuerdo.

 

Tras su retirada coqueteó con la política y también en este campo acabó triunfando, no en vano llegó a ser vicepresidente de la Comunidad Valenciana y conseller de Cultura de la Generalitat Valenciana, algo que nunca logró torero alguno y que le sitúa, en otro plano, como una figura muy destacada de la tauromaquia moderna. 30 años después de su alternativa se sigue recordando su planta quieta, su toreo estático, inmóvil y su increíble serenidad ante los toros. Sí, Vicente Barrera, Simó, fue también una figura como Vicente Barrera Cambra, cuya memoria honró sin desdoro.